¿Qué hacer en Lituania? 4

¿Qué hacer en Lituania? 4

Como ya sabéis, Lituania formó parte durante muchos años de la Unión Soviética. Durante la época de la guerra fría, se instalaron varios silos de misiles nucleares en su territorio. Actualmente, aun es posible visitar uno de ellos. Os propongo una excursión al Parque Natural de Zemaitija, donde se encuentra esta antigua base Soviética, para luego visitar la cercana ciudad de Klaipeda, en la costa. Vamos allá…

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La Base de Plokstine se encuentra a unos 100 km al oeste de Siauliai. Se tarda en llegar una hora y media aproximadamente, debido principalmente a que la parte final del trayecto transcurre por el Parque Nacional de Zemaitija, donde las carreteras están sin asfaltar y no están en muy buen estado.

Para no perderte, te recomiendo que uses un navegador, y que busques el «museo de la guerra fría», ya que este museo se encuentra en el interior de la Base. En el siguiente mapa puedes ver como se llama este museo en lituano.

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Si te gusta la naturaleza y tienes tiempo, puedes aprovechar este viaje para hacer senderismo, ya que en este Parque Natural hay varias rutas y lugares que merece la pena visitar.

Siguiendo la carretera principal que recorre el Parque, encontrarás zonas de descanso en las que hay información sobre qué rutas puedes seguir, y la fauna y flora que encontrarás.

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Os recomiendo la ruta que da la vuelta al lago Platieu. Si vas en silencio, tendrás la oportunidad de observar algún animal que otro. Con algo se suerte, sobre todo si vas a primera hora de la mañana o al atardecer, te encontrarás con algún alce e incluso algún lince.

Tras recorrer unos caminos de tierra con muchos baches, llegarás a una zona de aparcamiento en la que una señal te indica que has llegado a tu destino.

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La primera impresión que da, es que se trata de una cárcel, o un campo de concentración, debido a la cantidad de verjas y alambradas que hay a la entrada.

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Cuando la Base se encontraba operativa, estaba rodeada por un total de cinco perímetros de seguridad, con diversas alambradas (algunas de ellas electrificadas) y campos de minas. Entrar en este lugar durante la Guerra Fría no debía ser una empresa fácil.

Nada más entrar, a mano derecha, encontrarás un edificio de color cobrizo, en el que se encuentra la taquilla. La entrada individual cuesta 4 euros, y tienes la posibilidad de alquilar una audio guía por 3 euros y medio. Merece la pena alquilarla, ya que así te podrás enterar de muchas cosas sobre la historia ya no solo de Lituania, sino de la Guerra Fría.

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Allí te indicarán el camino a seguir, y que sigas una línea blanca que hay pintada en el suelo para asegurarte que sigues el camino correcto.

El complejo consta de cuatro silos, dispuestos en forma cuadrada, con una estructura central, todo bajo tierra. Por lo tanto, lo primero que tienes que hacer, tras pasear un poco por la superficie si te apetece, es buscar una escalera que baje.

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Puedes encontrar una escalera en el primer silo a la izquierda, o en la parte central. Ambas te llevan al subsuelo, donde podrás comenzar la visita por tu cuenta.

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Tras atravesar la pesada puerta que da acceso al complejo subterráneo central, te encontraras con el punto de inicio de la visita  la famosa línea blanco que debes seguir. Si bien recorre todas las estancias, en algunas lleva a confusión ya que se corta inesperadamente y hay que volver sobre tus pasos.

Este complejo central consta de multitud de estancias, en varias plantas. Solo se pueden visitar dos plantas, en las que encontrarás las habitaciones donde permanecía el personal de guardia, el centro de comunicaciones, la sala de grupos electrógenos, el deposito de combustible, y todo aquello que el personal que trabajaba aquí necesitaba diariamente.

En otras salas tratan temas específicos, como la historia de la Guerra Fría o la propaganda tanto de USA como de la URSS.

Finalmente, hay una sala con armamento empleado por el personal de seguridad de la Base, otra que habla sobre como se protegía a la población civil, y una con información sobre los misiones nucleares aquí desplegados y en la que hay un misil tierra-aire.

Una vez finalizada la visita a la estructura central, llega la hora de visitar el único silo abierto al público. Es una pena que solo se pueda acceder a la zona superior y que no dejen visitar el resto de niveles.

Para llegar a él, debes atravesar un largo pasillo y pasar por una pequeña puerta de seguridad.

Tras la puerta llegarás a una estancia circular, en la que varias televisiones te informarán sobre como se preparaba el misil para el lanzamiento y algunas cosas relacionadas con el mismo, y unas pequeñas escotillas dan acceso a la parte superior del silo.

Tras subir la escalerilla llegarás por fin a la parte superior del silo. Esta cubierta por una gran «tapa» metálica que se movía por unos raíles para que el misil pudiera salir.

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Aunque en la foto no se pueda apreciar, el hueco es enorme, lo que te da una idea del tamaño del misil que se encontraba ahí alojado.

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Impresiona mirar hacia abajo. La estructura es enorme. ·Es hora de subir a la superficie y pasear por el exterior.

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Con eso se acaba la visita a esta antigua base secreta soviética. Es hora de irse a la costa, a Klaipeda.

Klaipeda se encuentra en la costa, a unos 80 km al sudoeste de la Base. En coche, se tardan una hora y poco.

Cuando llegamos, se nos ha echado la hora de comer encima, así que nada más llegar nos metemos en el restaurante japonés Kampai (justo donde hemos dejado el coche aparcado).

Es un local pequeño, pero la comida está buenísima. La presentación, como veis en las fotos, es espectacular, al igual que los precios (muy baratos). Totalmente recomendable si te gusta la comida japonesa.

Una vez lleno el buche, nos vamos a dar un paseo por la orilla del río. Hace un día soleado, así que da gusto caminar pro esta parte de la ciudad.

En barco de las fotos es el «Meridianas» y actualmente es un restaurante.

Tras un rato caminando por el centro, nos vamos hacia el puerto, pasando por una amplia plaza en la que hay varios restaurantes y un enorme edificio oficial.

Es un puerto grande, con una gran cantidad de barcos de recreo, y también algún que otro enorme barco mercante. Hay varias terrazas por el lugar, aunque se encuentran cerradas. Seguramente en verano están llenas.

Una cosa muy peculiar que podrás ver nada mas atravesar el puente giratorio de metal que se encuentra antes de llegar al puerto, es la estatua del «Fantasma Negro».

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Se trata de una escultura de un fantasma saliendo del agua, que si bien durante el día no impresiona mucho, de día seguramente algo de miedo sí que dé.

Con esta escultura termina nuestro viaje de hoy, y por ende, este post. Espero que os haya gustado.

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