Viaje a Japón.
(21 de Julio al 05 de Agosto del 2018)
Japón es un país que me fascina. El orden, la honradez, la perfección en todo lo que hacen, su buena educación, la limpieza… Tenemos mucho que aprender de ellos.
Tuve la oportunidad de pasar unos días en Tokio hace unos años, durante una visita corta, y me quedé muy impresionado. Tenía que volver, pero esta vez por más días, para poder ver mas lugares de este increíble país.
Hoy comienza otro viaje, está vez rumbo a Japón. Voy acompañado de Miriam. Para ella va a ser su viaje más largo. Será una especie de prueba de fuego. Si todo va bien, la siguiente vez me la llevaré en uno de mis viajes en plan mas aventurero y a un lugar menos civilizado.
Como suelo hacer, he mirado sitios que me pueden gustar y, aunque vamos sin ningún plan, como solo disponemos de dos semanas, sí que he pensado un poco en que ruta seguir. Llegamos a Tokio, y nada mas llegar nos iremos hacia el oeste, hacia Hiroshima, y ya desde allí, poco a poco, nos iremos moviendo de vuelta a Tokio, según vayamos viendo. Cada día decidiremos que hacer al siguiente. Como a mi me gusta.
También me acompaña, una vez más, mi fiel mochila. Ya lleva unos cuantos kilómetros, y espero que pueda seguir conmigo por muchos mas.
Para poder llegar a Tokio, toca volar muchos kilómetros. Un primer vuelo de algo más de seis horas para llegar hasta Abu Dhabi y luego uno de casi diez horas para aterrizar en el aeropuerto de Tokio Narita.
Día 1 (y 2… creo)
El primer vuelo se pasa muy rápido. No son muchas horas y me da tiempo a ver casi dos películas. Me quedo sin ver el final de la segunda porque tenemos que aterrizar. La terminaré de ver en el siguiente vuelo.
La sorpresa (y gran suerte del día) viene con el segundo vuelo. Al ir a embarcar nos informan que nos han cambiado a bussiness. Me imagino que será una parte del avión con asientos como los de turista pero algo más cómodos, pero no. ¡Se trata de las cabinas individuales!
Triunfazo. Tenía pendiente viajar así algún día, pero como salen tan caros iba a seguir en mi lista por mucho tiempo. Hoy sin embargo lo hemos podido disfrutar de gratis.
Es una pasada para el que, como yo, está acostumbrado a volar en turista. Que si asiento que se convierte en cama (y que da masajes), comida a la carta (muy rica), champán como si no hubiera un mañana y un personal de cabina extremadamente simpático y servicial.
No me habría importado que el vuelo hubiera sido más largo 😂.
Tras despegar, cena viendo una peli, y luego a dormir. Te dan una manta super calentita y que hasta huele bien, unas zapatillas para que te puedas descalzar y un neceser con todo lo que puedas necesitar.
He pasado la mayor parte del vuelo durmiendo como un bendito. Ahora se me saltan las lágrimas de pensar en las 10 horas del vuelo de vuelta.
Como decía, sin darnos cuenta, llegamos a Japón. Ahora toca pasar el control de pasaportes y nos encontramos con la primera anécdota del viaje.
En las hojas que hay que rellenar, uno de los datos que te piden es la dirección del hotel en el que te vas a alojar.
Yo vengo como siempre, sin nada planeado de antemano. No tengo ni reserva de hotel para la primera noche. Esto le ha parecido muy raro al oficial de inmigración. No le entraba en sus esquemas mentales que alguien llegara de vacaciones y no tuviera ni un hotel reservado. Me ha pedido mi plan de viaje y cuando le he dicho que no tenía, que cada día pensaría que hacer al siguiente, lo he acabado de romper. Me ha llevado un buen rato conseguir que nos pusiera el sello y nos dejara pasar. Le he tenido que enseñar los billetes de vuelta, y las notas que traigo de sitios interesantes junto con un mapa, y explicarle varias veces que hoy quería ir a Hiroshima en tren pero que no tenía billete aún y no sabía si me daría tiempo a llegar. Nos quedaríamos a dormir en Tokio si no llegábamos a tiempo para coger un tren. Al final ha accedido a sellarnos el pasaporte, yo creo que por la cantidad de gente que estaba esperando.
Así que ya sabéis. Brico consejo del día. Si vais a Japón a vuestra bola, mirad un hotel cualquiera en Internet y llevar los datos apuntados. Así tenéis algo que poner en los papeles, y os evitáis las explicaciones y la pérdida de tiempo.
Una vez pasados los trámites, recogemos la mochila y pasamos aduanas, está vez sin problemas.
Ahora toca cambiar dinero. Traigo euros ya que el cambio aquí en el aeropuerto no está nada mal. No cambies en España que os timan. Luego hemos comprado tarjetas SIM de datos para los móviles y nos hemos ido a activar la JR pass. Otro día que esté menos cansado os explico lo que es y como funciona. Básicamente es una tarjeta que te permite usar muchos medios de transporte, algo así como un abono transporte. Los trenes de larga distancia aquí son caros, así que conviene sacarse esta JR pass ya que te ahorras mucho dinero.
Os recomiendo que no compréis la tarjeta SIM en el aeropuerto ya que son muy caras. En cualquier otro sitio las vi luego muchísimas más baratas. Así que mejor esperarse un poco.
Al activar la JR pass le he comentado a la señorita que nos ha atendido que nos gustaría ir a Hiroshima hoy, si era posible. Ella misma nos ha dado los billetes con asientos reservados. Tendremos que coger 3 trenes y llegaremos entrada la noche, pero así aprovechamos mejor el tiempo.
Sólo quedaban unos minutos para coger el primer tren, un cercanías que va desde el aeropuerto hasta Tokio ciudad. Allí nos hemos bajado para coger el segundo tren. Esta vez un tren bala que nos llevará a Osaka, donde haremos el último transbordo.
El tramo hasta Tokio dura algo más de una hora y lo realizamos sin novedad. Al ir a coger el primer tren bala, hemos tenido la segunda anécdota del día. Hemos llegado a la vía y aun faltaban unos 5 minutos. Ha llegado un tren, así que hemos entrado. Nuestros asientos están ocupados así que hemos preguntado. Resulta que este era otro tren. Hemos salido corriendo para fuera justo cuando cerraban las puertas. No nos hemos quedado dentro por muy poco.
Así que segundo Brico consejo del día: antes de subirte a un tren, asegúrate en las pantallas que es el tuyo. Pasan trenes continuamente por las mismas vías y con diferencias de minutos. Si el tuyo pone que llega a las 14:07, es que llega a las 14:07 Si ves que llega uno a las 14:03, seguramente sea otro tren.
A la segunda va la vencida y por fin nos metemos en el tren correcto. Una vez sentados nos ponemos a buscar algún sitio para dormir esta noche. Como llegaremos tarde, busco algo barato en los alrededores de la estación de tren. Hay un hostal que tiene muy buena pinta, así que reservamos ahí mismo.
No he comido nada en todo el día y ya pica el hambre. No hay cafetería en el tren, pero de vez en cuando se pasa un señor con un carrito. Le pregunto si tiene algo para comer y me enseña dos sándwich. No están nada malos.
Tras unas tres horas y media, llegamos a Osaka. Aquí tenemos que esperar media hora al último tren. Aprovechamos para comprar algo de comida para la cena, por si acaso. Hay varios sitios en los que venden unas cajitas con «tapitas» japonesas muy chulas. Nos pillamos un par.
El día se está haciendo muuuuuy largo. Por fin llegamos a la estación de tren de Hiroshima. Bueno. Para ser exacto, a una de ellas, a la única en la que para este tren. Y, ¿donde está nuestro hostal? Afirmativo. En la otra…
A por un taxi. Que remedio. No queda muy lejos así que en unos minutos estamos en nuestro alojamiento. Nos hemos pillado una habitación familiar (para estar solos). Estoy muy mayor ya para compartir litera con otros 20 chavales en la misma habitación 😂😂😂😂.
Ducha y a dormir. Mañana comenzamos a explorar la ciudad. Sin prisas. Sin estrés. Disfrutando cada segundo.
Sayonara!
Día 3. ¡Ojú que calor!
Ola de calor en Japón. 65 muertos y más de 20 mil hospitalizados. ¡Y aquí estamos!
Esta noche he dormido mejor de lo que esperaba. El futón es más cómodo de lo que parece.
Hoy, pese a la calor, hemos pasado el día en la calle. Primero hemos salido a pasear por el Parque Memorial de la Paz. Es un parque que trata principalmente sobre los hechos acontecidos el día 6 de agosto de 1945, a las 08:15 de la mañana.
Como ya habréis imaginado, se trata del ataque que llevó a cabo EE.UU. a esta ciudad empleando un arma nueva: la bomba atómica.
Más de 140 mil personas murieron en ese ataque y prácticamente toda la ciudad quedo reducida a cenizas.
Sólo quedaron en pie unos pocos edificios. Entre ellos el entonces Pabellón para la Promoción Industrial de la Prefectura de Hiroshima, situado muy cerca del epicentro. Hoy en día, a las ruinas de dicho edificio se las conoce como Cúpula Genbaku, y es el edificio más representativo del Parque Memorial.
Cerca de allí se encuentra el Cenotafio en memoria de las víctimas. En la cámara de piedra se encuentra el listado de personas fallecidas víctimas de las bombas atómicas. En la piedra hay un letrero que dice: «Descansad en paz, ya que no permitiremos que esto vuelva a ocurrir».
En la misma zona hay un museo. El interior impresiona. Primero hay una sala circular con una panorámica de como quedó la ciudad tras la bomba. Esta colocada de una forma que te hace sentir como si estuvieras dentro. En el centro de la habitación han colocado un plano de la ciudad y una presentación sobre donde cayó la bomba y los efectos de la misma dependiendo de la distancia al epicentro.
Luego hay otras zonas con fotos y con objetos recogidos tras la explosión. Me ha impresionado mucho verlo todo. Lo que hicieron aquí fue algo inhumano. No hay ninguna justificación para lo que pasó. Destruir una ciudad por completo. Matar a más de 140 mil habitantes inocentes…
El triciclo lo encontraron a unos cientos de metros del epicentro, en un parque. No quiero ni imaginarme como quedo el niño que jugaba con el…
He oído mucho la expresión «los relojes se pararon a tal hora». Pensaba que era sólo una frase hecha. Pero no. En Hiroshima los relojes se pararon justo a la hora de la detonación.
No sólo la explosión causó bajas. En los años siguientes miles de personas murieron víctimas de la radiación. Cáncer principalmente. En la foto se ven unos hermanos que perdieron el pelo fruto de esa contaminación.
Pese a todo, después de unos 70 años, la ciudad ha resurgido de sus cenizas y vuelve a estar llena de vida y esperanza.
Hace mucha calor. Mucha. Menos mal que hay máquinas de refrescos por todas partes.
Lo siguiente que queremos hacer es ir a la estación de tren para preguntar horarios para mañana. De camino vemos un centro comercial. Eso significa una cosa: aire acondicionado. ¡Para dentro que vamos!
Aprovechamos para almorzar y descansar un poco. Ganas nos dan de quedarnos allí, pero hay que seguir.
Justo al lado hay un parque, y en el centro está el Museo de Arte Contemporáneo de la ciudad. No es que tenga muchas obras, pero… también se está fresquito! 😂😂
Al salir vemos una señal que indica la Biblioteca Manga. Seguramente querrán decir «librería». ¿O no?
Hay que investigar.
¡Pues resulta que si que es una biblioteca! Esta llena de gente leyendo manga. De todas las edades, desde niños a ancianos.
La estación queda muy cerca y en nada ya tenemos plan para mañana (y cena para la noche).
El sol empieza a bajar y se nota más fresco. Seguimos paseando. Siguiente parada, el Castillo de Hiroshima. Aunque fue destruido por completo tras el bombardeo nuclear, lo han reconstruido y ha quedado muy bien.
Justo al salir vemos una puerta con un cartel. Resulta que allí había (y hay) un refugio antiaéreo. Unos cadetes se encontraban en el interior cuando cayó la bomba y lograron sobrevivir. Fueron los primeros en avisar al exterior de lo que había pasado. Está claro que la suerte juega muchas veces un papel muy importante.
Se hace tarde y estamos cansados. Es hora de volver al hotel, ducharnos y cenar. Y pronto a dormir que mañana hay que madrugar.
Día 4. Una de castillos.
Hoy nos hemos levantado temprano ya que teníamos que coger un tren bala a primera hora hasta Himeji.
¿Y qué se nos ha perdido a nosotros allí?.
Pues resulta que en Himeji se encuentra uno de los castillos más increíbles y espectaculares de todo Japón. También conocido como «la garza blanca», es una visita obligada.
Llegamos pronto a la estación, por lo que nos da tiempo a desayunar unos churritos japoneses. Tienen otro sabor, más dulces y esponjosos que los nuestros.
Como siempre, salimos puntualmente y en una hora y media hemos llegado a nuestro destino.
Nada más salir de la estación ya ves el imponente castillo al fondo. Andando se llega en unos minutos.
Lo primero que impresiona son las altas murallas y la gran superficie que ocupa. Como sigue haciendo mucha calor no visitamos los edificios exteriores. Nos vamos directamente hacia la torre principal. Es preciosa.
Tras atravesar varas murallas y puertas enormes que te transportan a otra época, llegas a la entrada. Allí te tienes que descalzar ya que toda la torre principal es completamente original. Nunca ha sido destruida durante su larga historia. Ni siquiera durante la Segunda Guerra Mundial.
Nada más entrar te das cuenta del por qué es Patrimonio de la Humanidad. Esta completamente construido en madera. Todo original. Lleno de puertas, pasadizos, cuartos secretos, amplias salas… Me encantaría poder viajar al pasado y ver como estaba en su máximo esplendor, con los soldados, los samuráis, y la princesa. Este castillo tiene una historia de amor muy bonita. Os animo a buscarla en Google ya que no me quiero extender demasiado.
Tras disfrutar de este gran castillo, volvemos a la estación. Mientras vamos pensando adonde ir. No tenemos nada planeado (para variar).
De entre varias opciones decidimos que nos vamos para Osaka. Sale un tren en breve para allá. Me pillo algo de comer ya que tengo hambre.
Este trayecto dura sólo media hora. Ya estamos en Osaka, la tercera ciudad más grande de Japón. Habrá que buscar algún sitio para dormir, ¿no?
Mientras Miriam come algo, miramos hoteles y qué ver en la ciudad. Nos llevamos una grata sorpresa con algo que ya os contaré mañana o pasado.
Antes de irnos de la estación pillamos unos billetes para un sitio al que queremos ir mañana por la mañana.
El hotel no queda lejos. Un paseito con mucha calor y por fin llegamos a nuestra habitación. Se está tan fresquito que dan ganas de quedarse.
Esta ciudad es enorme y ya son las tres de la tarde. Aquí cierran pronto las cosas así que cogemos un taxi.
Nuestro primer destino es el Museo de Artes Cerámicas de Osaka. Por desgracia, está cerrado por cambio de exposición.
Miramos el mapa para ver si hay algo cerca y vemos que el Castillo de Osaka queda por allí.
Pensábamos que quedaba cerca pero nos hemos tenido que dar un buen pateo para llegar, y luego para subir. Por la calle hay mucha gente llevando los trajes tradicionales y hay muchas calles cortadas por la policía debe haber alguna fiesta hoy aquí.
Desde fuera es muy bonito, aunque no tanto como el de Himeji.
Vamos hacia la torre central y nada más entrar nos llevamos un gran chasco.
El interior es un edificio moderno normal, de hormigón, que han convertido en museo. Aunque tiene algunas piezas interesantes, como algunas armaduras samurái, no tiene ningún encanto. Lo único es que en la última planta han hecho un mirador desde el que se tienen muy buenas vistas de la ciudad.
Se va haciendo tarde. Hay que buscar un sitio que aún no haya cerrado. Hay un acuario en la otra punta, en la bahía. Otro taxi y tras más de 10 km, allí que nos plantamos.
Pensaba que sería algo pequeño pero no. El edificio es enorme a la vez que bonito.
El interior una maravilla. Ha sido difícil hacer fotos ya que la mayoría salía borrosa por la falta de luz y por los cristales.
Mis favoritos, una gran pecera llena de cangrejos reales (son enormes) y una zona dedicada en exclusiva a medusas. Que relax da mirarlas.
Cuando hemos terminado se había hecho ya de noche y teníamos un poco de hambre.
Justo al lado hay un centro comercial que tiene muy buena pinta. Entramos y pese a la hora aún está casi todo abierto.
Hay muchos locales de comida. Tras mirar varios descubrimos una callejuela en el que hay locales tradicionales muy pequeñitos. Ahí que nos metemos. Estaba toda la calle decorada de una forma que parecía que habías vuelto varios siglos atrás.
La comida muy rica. Mi arroz con pollo y curri, para chuparse los dedos.
Salimos con la intención de buscar un taxi que nos lleve al hotel y vemos de nuevo una noria enorme que también está allí mismo. Antes nos llamó la atención por lo enorme que es. Ahora nos entra ganas de montamos.
Es de noche y desde ella se ve toda la ciudad iluminada con luces de mil colores. Tiene más de 100 metros de altura. Hay vagones normales y otros transparentes (incluido suelo). La cola para los transparentes de 30 minutos. En la otra no hay nadie así que vanos para un vagón normal.
Estando arriba del todo impresiona. No me quiero ni imaginar como habría sido subirse en uno transparente.
Tras disfrutar un rato de las vistas llega la hora de volver al hotel. Necesitamos una ducha y descansar. Hemos aprovechado el día muy bien. Mañana, nos vamos de excursión.
Día 5. Una de templos… ¡y ciervos!
Hoy nos vamos de excursión a Nara, ciudad situada en la región de Kansai, una de las más tradicionales de Japón, y que llegó a ser capital del País durante la Edad Media.
En esta ciudad se encuentra el templo Todaiji, que es lo que queremos visitar esta mañana.
Para llegar tenemos que coger un par de trenes de cercanías.
Voy a aprovechar para hablaros del Japan Rail Pass y sobre el funcionamiento de los trenes. Puede parecer algo complicado pero en realidad no lo es.
El Japan Rail Pass es como un abono de transportes. Sólo se puede utilizar por turistas y se compra fuera de Japón (aunque ahora por un tiempo están haciendo una prueba y se puede comprar aquí). Hay varias páginas web que te lo ofrecen (si alguien está interesado le puedo dar más datos).
La cosa es que en el pasado había una compañía de transportes estatal que luego se privatizó y se dividió en muchas pequeñas. Ahora todas ellas de llaman JR «algo». Hay de trenes shinkansen (bala), trenes regionales, cercanías, metro, autobuses y hasta barcos. Si compras el JR pass puedes utilizar todas ellas «gratis». Lo de gratis lo pongo entre comillas porque tienes que pagar el pase y vale un dinero.
Hay varios tipos según la duración del pase (días, una semana, dos…) y el área que abarca (para todo Japón, zona este, zona norte…). Cuanto menos días y menos zonas, más barato.
Aunque a primera vista pueda parecer caro, te aseguro que ahorrarás mucho dinero. Los transportes aquí no son baratos precisamente.
Haces la solicitud y pagas en la web, y te envían a casa un paquete con unos documentos y un libro explicativo. Una vez llegas a Japón, en el aeropuerto o cualquier estación grande de tren, activas el pase y te empieza a contar a partir de ese momento.
Con este pase no necesitas billete si quieres viajar en los vagones sin asiento reservado. Simplemente lo enseñas cuando pasas por los tornos de entrada y te subes al tren. Si te quieres asegurar sitio, porque los vagones sin reserva van algunas veces muy llenos, sólo tienes que ir a la oficina donde se compran los billetes, irte al mostrador JR (suele haber uno siempre) y pedir asiento reservado. Te imprimen un billete (no tienes que pagar nada) y listo. Ya tienes tu asiento asegurado. En cercanías y metro normalmente no puedes reservar asiento, como podréis imaginar. En los regionales, si.
Aquí estamos cogiendo asientos reservados casi siempre, por evitar quedarnos tirados. No hay que pagar nada, así que es mejor.
Os iba a contar hoy también como dar con tu tren, y con tu vagón (importante aquí), pero ya es muy tarde y mejor os lo cuento otro día.
Como os decía, hoy nos vamos a Nara a ver el templo. En media hora más o menos, ya estamos allí. Los cercanías igual de puntuales que los shinkansen.
Vemos una señal que indica un punto de información turística. Para allá que nos vamos.
Una atenta y muy simpática señora nos pregunta si venimos a visitar el parque. ¿El parque? ¿Qué parque?.
Nos saca un mapa y nos lo indica. Resulta que hay un parque enorme, lleno de lagos, bosques, templos y… ¡ciervos!.
El templo que queríamos ver es sólo uno de ellos. En cuanto a los ciervos, hay cientos de ellos por todas partes. Están más que acostumbrados a estar entre la gente. En unos puestos venden unas galletas para darles de comer. Hay que ir con cuidado porque en cuanto huelen a galleta te rodean para que les des. Algunos son muy cabrones y si no les das o tardas demasiado, te muerden. Es sólo un pellizco, pero se de uno que se ha traído un morado en la barriga de regalo.
Quitando lo de los bocados de algún ciervo cabrón, es una bonita experiencia pasar el día entre ellos como si nada.
Al darnos el mapa nos indica los lugares más importantes y el tiempo en llegar andando. No están muy cerca que digamos así que le pregunto si se puede alquilar una bicicleta. No debo ser el primero que tiene esta idea porque justo al lado de la estación hay varios sitios.
Por unos euros ya tenemos dos bicicletas para todo el día. ¡Verano azul ha vuelto!
En pocos minutos ya estamos en el parque. Es gratuito. Sólo hay que pagar para entrar en alguno de los templos. La mayoría también es gratis.
El primer gran templo es el Todaiji, al que veníamos a ver. La puerta de entrada es impresionante y no lo es menos el edificio principal. El adjetivo enorme se me queda pequeño (se aceptan sugerencias).
Dentro, unas figuras de buda que se de una a la que le habrían encantado. Enormes también.
En el exterior hay una extraña estatua. La leyenda dice que si tocas una parte de esta estatua de un tal Binzuru y luego tocas esa parte de tu cuerpo, te la sana.
Tras un buen rato en el interior, cogemos nuestras bicis, y seguimos camino. El camino es prácticamente llano, pero de vez en cuando hay alguna cuesta que nos hace sudar aún más. Sigue haciendo muuuucha calor (Alex, superando los 40 grados hoy, con muy alta humedad… ¿recuerdas Gabón?).
La siguiente parada es en el templo Wakamiya. No hemos podido verlo completo ya que había una ceremonia. Es patrimonio de la humanidad por algo. Una preciosidad.
En los alrededores hay multitud de pequeños templos, bosques y fuentes naturales (y ciervos, como no). Nos hemos dado un paseo muy relajante.
Hemos seguido pedaleando, viendo otras partes del parque. Es enorme. Aquí puedes venir varios días seguidos y seguro que descubres nuevos rinconcitos.
Hemos llegado al Museo Nacional de Nara y hemos entrado. Había un par de exhibiciones: una sobre tapices y artículos textiles de hace varios siglos, y otras de figuras religiosas (budas y demás deidades) que es una pasada. Además, se estaba muy fresquito.
Hemos aprovechado también para almorzar. Arroz de nuevo, aunque muy rico.
Hora de volver a Osaka. Devolvemos las bicis y de nuevo a la estación. Tras los cercanías de rigor, volvemos a estar en el hotel.
Antes de venir estuve un día mirando webs y vídeos sobre Japón, para hacerme una idea de sitios que me podría gustar ver. Uno de los vídeos era sobre como confeccionaban un pastel de queso muy esponjoso que tenía pinta de estar riquísimo. Pues bien, hoy al llegar a una de las estaciones vi como los preparaban en un local. ¡Tenía que comprar uno!. Me puse en la cola, enorme. Tanto, que se acercaba la hora de coger el próximo tren y he tenido que irme sin mi pastel 😭😭.
Al llegar a la siguiente estación ha dado la casualidad que había otra tienda de estas y casi no había nadie. Debe ser bastante famoso. ¡Ya tengo el pastel! Ha sido llegar a la habitación y catarlo. Esta riquísimo. Efectivamente está super esponjoso. Os lo recomiendo.
Tras descansar un rato nos vamos en dirección a uno de los barrios más famosos de la ciudad: Dotonbori.
Se trata de un barrio donde hay muchos restaurantes y lugares de ocio. Puede que este bien.
Llegamos de noche. La hora perfecta ya que todo el barrio está lleno de anuncios luminosos. Hay gente por todas partes, tiendas, garitos para comer, centros de juego, tiendas… ¡me encanta!.
Tras un rato de paseo, buscamos donde cenar. Es difícil elegir. Escogemos uno en el que hay que subir en ascensor directamente desde la calle. Para pedir se utiliza una tablet que está en perfecto japonés. Menos mal que nos traen un papel explicando más o menos como hacer el pedido. He tomado ternera, por variar del arroz. La verdad es que no estaba nada buena.
Te la traen a medio hacer en plato caliente. En una esquina de la bandeja había un cuenco como con una tapadera. Pensé que sería un cuenco de salsa. He ido a tocarlo y… me he achicharrado el dedo. Se trataba de una piedra caliente para la carne. Menos mal que el contacto ha sido muy rápido y no me ha llegado a provocar una quemadura sería.
Tras comer, hemos seguido paseando por este increíble barrio. En el centro hay un canal con grandes carteles luminosos. Uno de ellos, el del corredor, es tan famoso que se ha convertido en el símbolo de la ciudad.
Se hace tarde, así que toca volver. Pillamos el metro ya que nos deja justo en nuestro hotel.
Entramos en el vagón y me sorprende la decoración. Todo muy rosita y muy cuco. Hay grandes carteles rosa con letras en Japones e inglés a los que no presto atención. Miriam sí a los pocos minutos. Pone: » Sólo mujeres» 😲😲.
La verdad es que me fijo y sólo hay mujeres. Ninguna me ha mirado mal ni me ha dicho nada. Efectúo una retirada discreta hacia el vagón de al lado.
En nada llegamos al hotel, ducha y en cuanto termine esto, a dormir. Hemos decidido quedarnos una noche más en Osaka ya que mañana queremos pasar el día en un lugar muy especial de esta ciudad. ¡Hasta mañana!
PD: se de una que mañana me odiará 😆.
Día 6. Como niños…
Hoy os puedo contar la razón por la que nos decidimos a quedarnos una noche más en Osaka. Resulta que el otro día nos enteramos que aquí se encuentra el parque Universal Studios Japan.
No nos podíamos ir sin visitarlo.
Esta mañana nos levantamos temprano ya que no teníamos entradas y queríamos llegar lo antes posible. Ingenuo de mi pensaba que a primera hora no habría nadie.
Hay un cercanías que te lleva al parque. Iba petado de gente. Y eso que aquí aún no están en vacaciones, ni es fin de semana. No me quiero imaginar como se debe poner el parque cuando haya gente de verdad.
Al llegar a las taquillas nos enseñan un tríptico con los diferentes tipos de entradas que hay. La normal, la express (con la que puedes saltarte la cola de varias atracciones) y el «Royal Pass», con el que te puedes saltar todas las colas, entre otras cosas (pero es una pasta).
Optamos por algo intermedio. Un pase express con 7 saltos de cola (los hay de 3 y 5 ademas, creo recordar).
Lo único malo es que tienes que elegir allí mismo el horario en los que vas a usar el pase en cada atracción, no puedes usarlo luego cuando te de la gana.
El parque está dividido en 9 zonas diferentes: Hollywood, New York, Minion Park, San Francisco, Jurassic Park, Amity Ville, Waterworld, Universal Wonderland y The Wizarding World of Harry Potter.
Habíamos leído que la de Harry Potter era la que más demanda tenía, así que elegimos las atracciones de esa zona con el pase express.
Lo primero que hacemos al entrar es buscar un lugar para desayunar. Tremendo atraco por dos mini bocadillos y dos zumos.
Luego, hacia la zona de Harry Potter. Pese a ser temprano, ya se ve una riada de gente por todas partes. No somos los únicos que han madrugado.
Conforme vas llegando empiezas a oír musiquilla de las películas. Se trata de un camino con árboles a los lados que no te dejan ver nada hasta que llegas. Sólo oyes la musiquilla.
Lo tienen así puesto para causarte más efecto si cabe. De pronto te encuentras frente a la aldea de Hogsmeade.
Con sus calle principal llena de tiendas, la estación de tren, unos aseos donde tendrás una singular experiencia con Myrtle la llorona, y un camino que te lleva a… ¡Hogwarts!.
Las tiendas son una pasada. Hay una de varitas, donde puedes encontrar las de la mayoría de personajes de la película, otra de golosinas, otra de artículos de broma, mascotas de peluches… Hasta una donde puedes comprar escobas último modelo.
El paraíso para los amantes de la saga (aquí es cuando una que yo me se empieza a odiarme un poco 😘😘).
En esta zona hay dos atracciones: el vuelo del hipogrifo, una montaña rusa para niños que no está mal para mayores, y otra que se llama «Harry Potter y el viaje prohibido». Es como una montaña rusa interactiva con la que vas recorriendo el Castillo de Hogwarts, mientras interactúas con todos los personajes en una aventura muy chula. Yo no soy muy fan, pero me ha encantado. Es muy divertida y con mucho movimiento y acción. El interior está decorado como las películas. Ves como los personajes de los cuadros se mueven y hablan entre ellos (y contigo 😊), los personajes principales están ahí contigo, salen dementores y hasta un Dragón!. No os cuento nada para no spoilear.
Yo la verdad que con esta zona ya me habría ido feliz, pero aún nos quedaba mucho por ver.
Se trata de un parque muy grande, así que verlo entero en sólo un día es tarea para titanes. Nosotros que somos simples mortales nos hemos tenido que ir reventados a media tarde dejando varias atracciones sin probar. Las que queríamos ver no se nos han escapado, eso sí.
Tras Harry Potter nos hemos ido a Amity Ville (el pueblo de la película tiburón). Allí nos hemos montado en otra atracción muy interesante. Sólo os digo que han conseguido que el tiburón sea muy real.
A continuación nos hemos dedicado a pasear, ver tiendas y beber y comer cosas fresquita. Hace mucha calor. Aquí tienen montones de restaurantes y puestos donde te ofrecen todo tipo de bebidas y helados. Son caros, pero es lo que hay. También hay fuentes por muchos sitios donde te puedes refrescar y rellenar la botella de plástico (tráete una de fuera). Incluso vendían pinchos de fruta congelada muy ricos.
Hay un sitio donde hay como una máquina de las de lavar vehículos, pero para personas. Nos hemos empapado un par de veces ahí.
Hemos disfrutado de varias atracciones más. Entre ellas destacar las dos de la zona de Jurassic Park: The Ride, en la que vas en un barco en el que te acabas mojando, pero con una historia y unos efectos espectaculares, y, sobre todo, «el Dinosaurio Volador». Se trata de una montaña rusa en la que vas en posición horizontal, colgado cual chorizo, como si fueras volando y que alcanza una velocidad espeluznante. Me he montado en muchas montañas rusas en mi vida. Esta las supera a todas sin ningún lugar a dudas. Lo mejor del Parque en mi opinión.
Las diferentes zonas están muy bien ambientadas y conseguidas, a la par que grandes, lo que hace que sientas realmente que estas dentro de una película. Hemos disfrutado mucho.
La zona minions es muy divertida. Hay una atracción en un cine 4D muy muy chula.
Como os decía antes, a media tarde estábamos para el arrastre. Aún nos faltaban cosas por ver, como una montaña rusa en la que vas sentado mirando hacia atrás, al contrario de la marcha, y sobre todo, el desfile nocturno, pero ya no podíamos con nuestra alma.
Hemos hecho algunas compras y de vuelta a la estación.
El plan era volver al hotel y salir a cenar al barrio que tanto nos gustó ayer.
Mientras íbamos sentados en el metro, hemos pensado que casi mejor pillamos comida para llevar y nos vamos prontito al hotel. Así descansamos y ponemos una lavadora, que ya nos va haciendo falta. También tenemos que preparar la mochila que mañana nos mudamos.
No tenemos billetes ni nada. Nos levantaremos, iremos hasta la estación de Shinkansen que tenemos aquí cerca (Shin-Osaka), y compraremos algún billete a algún sitio. Durante el trayecto reservaremos hotel.
Llevo unos días con antojo de sushi (espero no estar embarazado 😂😂). Hoy me he desquitado. He comprado tanto, que no me lo he podido terminar.
Y esto ha sido todo por hoy. Mañana mas!
Como hoy es temprano, os cuento el tema de los trenes que teníamos pendiente. ¿Cómo llegar a tu asiento una vez tienes el billete?.
Lo primero es mirar que pone el billete. Aunque hay muchas letras japonesas, la información principal está escrita también en inglés. De izquierda a derecha, verás el nombre del tren, luego el número de coche en el que vas y luego el asiento. También tienes origen y destino, y hora de salida y llegada.
A continuación, tienes que mirar en los paneles de información principales de la estación hasta dar con uno en el que aparezca tu tren. Una vez lo encuentras, tienes que mirar en que vía va a estacionar.
Te vas a la vía y en el panel de información veras a que hora llega y un dato muy importante, al menos para los shinkansen, el número de vagones que tiene (8 o 16).
Ya tienes toda la información que necesitas.
Si estuvieras en España, ya solo te faltaría esperar a que llegara el tren. Aquí no. Aquí aún tienes que buscar el lugar en el que va a parar tu vagón, para ponerte a hacer cola justo ahí.
Como lo lees. Los trenes paran justo donde tienen que parar. Unas señales en el suelo te indican donde va a quedar la puerta de cada vagón. En la misma vía hay señales de varios trenes, por lo que encontrarás varios vagones número 6 por ejemplo. Cuando esto sucede, tendrás un cartel en el que te explicará, por colores, en cuál te tienes ir poner. Habrá un color para un tren de 8 vagones, otro para el de 16, y otros si hubiera otro tipos de trenes parando en esa misma vía. Puede parecer complicado, pero no lo es en absoluto. Los japoneses son muy serios con el tema de las colas, así que es importante que encuentres la tuya y esperes allí como un buen ciudadano. Además, deberás dejar salir a la gente del tren y cuando haya salido el último, se podrá comenzar a entrar. Todo muy ordenado.
Nada mejor que un ejemplo, así que aquí lo tenéis.
Primera foto. Billete de shinkansen, de Hiroshima a Himeji. El tren se llama Hikari 442, tienes el vagón 7, asiento 12-c.
Segunda foto. Cartel de información de la estación. Ahí ves que tu tren sale por la vía 14 (En este caso no se corresponde porque es una foto de otra estación).
Tercera foto. Cartel de la vía 14. Ahí ves que en tu misma vía, a las 07:41 llega un tren (que no es el tuyo) y a las 07:46 llega tu tren (Hikari 442).
Cuarta foto. Ahora tienes que buscar la señal de dónde queda tu vagón (el número 7). Normalmente están en el suelo, aunque también puede estar en un cartel luminoso pequeñito colgado del techo. Sorpresa, para el tren Hikari hay dos números en el mismo lugar. ¿Cuál es el tuyo?
Quinta foto. Si te fijas en la parte derecha de la tercera foto, verás que pone 8. Eso significa que tu tren tiene ocho vagones. En la señal del suelo, foto 4, la señal amarilla es para los trenes Hikari de 16 vagones, y la verde, para los de 8. Por lo tanto, debes buscar una señal verde con el número 7, que es donde parará tu vagón a las 07:46 ni un minuto más, ni un minuto menos). Por si te quedan dudas, hay carteles como el de la foto 5 en el que te explican el tema de trenes de 8 o 16 vagones.
Aprovecho también para hablaros de los metros, porque la primera vez me volví loco a la hora de comprar los billetes.
Tienes máquinas, son así como en España, pero en japonés. No os preocupéis porque tienen un botón para cambiar a inglés. Las líneas van identificadas por letras y colores (por ejemplo, línea M, roja). En una estación pequeña, con una sola línea, en la máquina no te pedirá a qué estación de destino vas. Metes dinero, dices el número de billetes que quieres, y se encenderá dos botones con dos precios (180 y 230 yenes) en el caso de la línea roja. Depende del número de estaciones que vayas a recorrer, deberás pagar un precio u otro. Ante la duda, el más caro. En las estaciones más grandes hay mapas de las líneas y te pone el precio que has de pagar para viajar desde donde estas, pero en las más pequeñas no hay nada de nada. Pregunta.
En las estaciones donde se cruzan o hay varias líneas cercanas, en la máquina te pedirá la estación de destino y te indicará directamente el precio, por lo que es más fácil.
Si tenéis alguna pregunta, trataré de aclararla.
Dia 7. En el ojo del huracán.
Esta mañana nos hemos mudado a Kioto. El trayecto en tren bala ha durado apenas quince minutos.
Como hemos llegado temprano, hemos dejado las mochilas en una taquilla de la estación y hemos cogido un cercanías para ver uno de los sitios que nos llaman la atención de Kioto, el Santuario Fushimi Inari.
Inari era antiguamente el dios del arroz, pero ahora se la considera el dios de los negocios. Se representa con un zorro que lleva una llave en la boca.
Su templo se encuentra en una zona montañosa boscosa muy bonita.
Para acceder a él hay que atravesar un santuario y seguir un sendero repleto de Torii que han sido donados por empresarios y particulares para que les vaya bien en sus negocios.
En la parte baja de la montaña se encuentra un gran templo. Desde ahí toca subir los más de 1200 escalones y muchas cuestas para, tras unas dos horas, llegar al templo que se encuentra en la cima.
De camino encontrarás varias bifurcaciones que llevan a varios templos y cementerios en los que hay muchos templos familiares pequeños.
Si vas sin prisa encontrarás unos rincones preciosos donde poder descansar y relajarte un rato.
La mayoría de la gente no sube hasta el final, por lo que, si quieres sacar fotos sin nadie, deberás esperar un rato. En la parte baja es imposible.
Como veis en las fotos, es un lugar mágico. Muy bonito. He tenido varios momentos Zen.
Una vez llegas a la cima de la montaña, toca volver a bajar.
Durante la ascensión encontrarás varios sitios donde comer o beber algo. Nosotros hemos comido poco antes de llegar a la cima.
Este santuario merece mucho la pena. Es mejor tomárselo con calma, y bichear por cada rincón. Sólo así es posible descubrir unos rinconcitos tan bonitos…
Hemos aprovechado la hora de comer para buscar hoteles ya que aún no teníamos donde dormir. Nos hemos decidido por uno que está junto a la estación de tren y a muy buen precio.
Tras el templo, un paseo rapido por Inari, un bonito y pequeño pueblecito que merece la pena ser visitado también.
Hemos encontramos una tienda dedicada en exclusiva a la venta de palillos artesanales. Nos hemos regalado unos preciosos que a partir de ahora serán los que use cuando coma comida asiática.
La vuelta a Kioto ha sido rápida y en poco tiempo estábamos en nuestra habitación.
Hemos descansado un rato y nos hemos ido a dar un paseo por los alrededores.
Hay varios templos y parques.
Comienza a anochecer y tenemos que buscar un sitio donde cenar. Hay un barrio lleno de tiendas y restaurantes que no queda muy lejos: Pontocho. Además es conocido por ser uno de los bares de Geishas de la ciudad (hemos visto una). Aunque el barrio es grande, la calle principal es donde se centra la mayor parte de locales.
Tenía muchas ganas de probar la carne de wagyu (ternera japonesa). Hemos entrado en un restaurante donde la servían. A simple vista parecía demasiado pijo para mi gusto.
Al pedir he preguntado sobre la cantidad de waygu que traía el plato. Eran sólo 100 gramos, así que me he pedido 2 platos. Nuestras sospechas se han confirmado al traer la comida: platos minúsculos. La ternera muy muy sabrosa y tierna, pero nos hemos quedado con hambre.
No hay problema. Al salir hemos buscado otro sitio donde tomar la segunda cena.
Esta vez si. Era un local más normal. Una cerveza de Kioto y lengua de ternera (riquísima) para mi.
Ahora toca explicaros el título de hoy. Resulta que hoy vimos algunos carteles por las estaciones avisando de posibles retrasos a partir de mañana por el huracán número 12.
Al ir al hotel hemos puesto la tele y en todos los canales hablaban de él. Se supone que ya está tocando tierra al sur de Tokio y durante la noche se moverá hacia Kioto.
Esta noche nos tuvimos que volver al hotel en taxi porque ya estaba lloviendo fuerte. Ya veremos qué nos encontramos mañana al levantarnos. Esperemos que no esté muy mal ya que nos gustaría ver varias cosas.
Y eso es todo por hoy. ¡Mañana más! (si el huracán 12 lo permite).
Día 8. Sacándole partido al JR Pass.
El huracán 12 paso de madrugada por Kioto. Me desperté un par de veces por el sonido que hacían la lluvia y el viento, pero nada más. Cuando nos hemos levantado ya estaba por Hiroshima. Solo quedaban algunas tormentas rezagadas por esta zona.
Tras desayunar en el hotel, hemos cogido el primer tren, rumbo a un pequeño pueblo que se llama Arashiyama.
En este pueblo se encuentra un gran Parque Natural en el que habitan multitud de monos. Además hay una zona donde puedes pasear por senderos entre campos de bambú. Hemos venido a ver esto segundo ya que para ver monos hay que hacer senderismo y tener mucha suerte, y preferimos invertir el tiempo en otras cosas.
En una media hora estamos allí.
El pueblo en si está muy chulo. Tiene muchas casas antiguas de madera. Merece la pena pasear por sus callejuelas.
La zona de los campos de bambú no queda lejos. Los senderos rodeados de bambú son muy bonitos. Es para pasarse un buen rato por ellos.
Aquí nos ha caído el primer chaparrón. Menos mal que ha durado poco.
Cuando nos hemos cansado de ver campos de bambú, hemos vuelto a la estación para visitar otro pueblo de los alrededores de Kioto: Emmachi.
En este pueblo se encuentra Kinkaku-ji (el templo dorado). El templo en sí es una preciosidad, pero los jardines y lagos que lo rodean, no lo son menos.
Aquí nos cae un chaparrón de los buenos. Menos mal que habíamos comprado unos paraguas nada más llegar al pueblo.
Nuestro siguiente destino es el Castillo Nijo. Fue construido a principio del siglo XVII y sirvió como residencia de los Shogunes Tokugawa.
El recinto exterior está rodeado por un gran foso y una alta muralla. No debía ser fácil colarse aquí (ni para los ninjas 😂😂).
Aquí se encuentra una serie de edificios de madera donde se encuentran las salas en las que debían esperar las visitas, las salas donde se llevaban a cabo las recepciones y otras habitaciones privadas del Shogun. Todas las paredes, techos y puertas están decoradas ricamente. Una pena que no dejen echar fotografías.
En el interior se encuentra otro recinto amurallado con otro foso. También hay muchos jardines y lagos. Merece la pena visitarlo.
Tenemos hambre y estamos cansados. Las tormentas han pasado, ha vuelto a salir el sol y con ello, el calor insoportable.
Entramos en un local de ramen cercano. Me he pedido uno de cerdo que estaba para chuparse los dedos.
Tras descansar un poco, hemos bicheado en Google para ver que había cerca y, oh sorpresa, justo al lado se encuentra el Museo Internacional de Manga de Kioto. Para allá que nos vamos.
Esta muy bien. En una primera zona puedes encontrar manga (y tebeos) de multitud de países, entre ellos, España (Capitán Trueno, Mortadelo y Filemón, entre otros).
Luego tienes muchas salas con multitud de estanterías llenas de Manga. Hay una zona especial para poder leerlos. Para finalizar, se llega a una sala muy amplia en la que te explican la historia del manga y los tipos que hay. En las paredes hay estanterías ordenadas por años, desde 1945. Puedes buscar cualquier año y ver que manga se publicó entonces.
Tampoco se podían echar fotos en el interior 😣.
Para terminar el día queremos hacer algo tranquilo y relajante. Nos vamos al Acuario de Kioto.
No es tan grande como el de Osaka, pero esta muy bien. Especialmente la zona de medusas. Me encanta observarlas. Me relajan mucho.
Si un día me asiento en algún sitio, pondré un acuario de medusas.
Para terminar el día vamos a la estación para reservar asientos para mañana, ya que nos vamos a Tokio, última parada de nuestro viaje, y a comprar comida para llevar. Queremos cenar tranquilos en la habitación.
Y eso ha sido todo por hoy. ¡Mañana más, desde Tokio!
Día 9. De compras por Tokio.
Esta mañana nos hemos trasladado a Tokio. El shinkansen ha tardado poco más de dos horas y media desde Kioto.
Durante el camino hemos buscado hotel. Aunque en principio nos queríamos quedar en el barrio de Akihabara, un barrio muy friki, al final nos hemos decidido por uno muy cerca de la estación de Ueno.
En esta zona, aparte de un bonito parque, hay varios museos y un mercado callejero. Perfecto para una tarde en la que no queramos movernos mucho.
Hemos llegado al hotel al medio día. Como en el resto de hoteles, hasta las tres de la tarde no te dan la habitación. Dejamos las mochilas y nos vamos a pasear.
Hoy queremos irnos de compras, para pillar algunos regalos ya y así no ir con prisas los últimos días.
Para empezar, y ya que está justo aquí, nos vamos a pasear por el Mercado de Ameyoko.
Comienza justo en la estación JR de Ueno y se extiende por las calles paralelas a las vías del tren. Aunque inicialmente era un mercado de productos alimenticios, especialmente pescados y frutas, ahora puedes encontrar, ademas, muchos restaurantes y tiendas de regalos.
Tras estar un rato por este mercado y tras almorzar en uno de los restaurantes, nos trasladamos al barrio de compras por excelencia de Tokio: Shibuya. Es allí donde se encuentra la estatua en recuerdo de Hachiko. Un perro que protagonizó allí una historia muy bonita, aunque algo triste.
Shibuya se encuentra al otro lado de la ciudad, pero cogiendo la línea Yamanote, te plantas allí en media hora.
La línea Yamanote es una línea circular de cercanías que pertenece a JR, por lo que sale gratis con el JR pass. Hoy la hemos cogido varias veces ya que al ser circular es muy fácil y puedes llegar a muchos sitios.
Shibuya es un barrio lleno de rascacielos, centros comerciales y tiendas. Mucha gente va allí a comprar porque puedes encontrar casi de todo (especialmente ropa). Hay muchas tiendas de marcas importantes (y caras), pero también hay otras mas asequibles.
Justo frente a la estación, hay un paso de cebra famoso por lo peculiar que es. En realidad hay varios pasos y muuuuuucha gente. Hay que andarse con ojo para no tropezarse con nadie.
Como curiosidad, esta joyería que vendía mini lingotes de oro de los Caballeros del Zodiaco. Lo que no encuentres en Japón…
Para llevarse un recuerdo, hay una tienda que se llama «Oriental Bazaar» que está muy bien. Es para turistas, pero venden artículos de calidad a buenos precios.
Paseando íbamos, de tienda en tienda, cuando he visto un garito mini que vendía algo de comida, con una cola de gente esperando enorme.
Si hay tanta gente, debe ser algo rico. Hay que probarlo.
Nos hemos acercado y se trataba de bocadillos de langosta. Riquísimo. Ha merecido la pena la espera.
Anochece. Llega la hora de ir a ver mi barrio favorito de Tokio: Akihabara, y su famosa ciudad electrónica.
El barrio está lleno de luces y anuncios, por lo que es mejor ir de noche. Esta lleno de tiendas de artículos electrónicos, comida, manga,figuras… ¡El paraíso friki!
Aquí hemos echado el resto del día, cena incluida. Quería pedirme algo ligerito, así que un platito de carne a la plancha con arroz. Prometo que en la carta no parecía tan ENORME!
Hemos vuelto al hotel ya tarde. Ducha y en breve, a dormir. Mañana iremos a ver un par de sitios y por la tarde seguiremos con las compras.
Vamos a estar seis noches en Tokio. Aún tenemos mucho tiempo por delante.
Y eso ha sido todo por hoy. ¡Mañana más!
Día 10. Ohmmmm.
En el año 645 fue terminado el templo Senso-ji, en honor a la diosa de la misericordia, Kannon.
Se encuentra situado en Tokio, en el barrio de Asakusa. Esta mañana hemos ido a verlo.
Este barrio está lleno de calles comerciales, muchas de ellas peatonales.
Como no queda excesivamente lejos del hotel, hemos ido caminando y de paso callejeando y mirando tiendas.
Al tratarse de un templo tan importante, suele estar lleno de gente, y hoy no iba a ser menos.
Va mucha gente a rezar o a echarse fotos vistiendo los trajes tradicionales.
Lo primero que se ve es una puerta de entrada, custodiada por dos imponentes guardianes, y en la que se encuentra un gran farolillo. Luego podrás ver más. Son enormes.
A continuación hay una larga calle con tiendas a ambos lados. Aquí por fin he encontrado un parche con la bandera de Japón para mi mochila. ¡Una más para la colección!
Luego se llega al templo propiamente dicho, que consta de varios edificios y una pagoda.
Alrededor hay jardines en los que hay esculturas de Buda.
Me he dedicado a pasear y a sacar fotos de la gente.
Luego nos hemos ido a seguir callejeando por Asakusa. Si no fuera por la calor que hace, nos habríamos quedado aquí el resto del día.
En una de las calles del barrio encontramos varias tiendas de auténticos cuchillos japoneses. Llevo tiempo queriendo comprarme uno, así que hemos entrado en una de ellas.
Tras mirar un rato, uno que tenían en una vitrina cerrada con llave me ha llamado la atención. Se trata de un cuchillo para pescados grandes, pero yo lo pienso usar para todo. Es un cuchillo de mucha calidad, bonito y extremadamente caro. Este va a ser mi regalo de este viaje. Estoy deseando probarlo.
Hemos vuelto al hotel para dejar las compras y tratar de enfriarnos un poco. Luego, de nuevo a Akihabara, mi barrio favorito, para seguir con algunas compras. Hoy hemos ido con más tiempo por lo que hemos podido ver la tiendas con más tranquilidad.
En una he encontrado una family computer. Una consola de videojuegos a la que jugaba cuando era pequeño. No he podido evitar comprarla.
Es increíble todo lo que hay aquí. Seguramente volveremos otro día.
¡Y esto ha sido todo por hoy! Mañana más.
Día 11. Disfrutando como niños, 2° parte.
Hoy no hay mucho que contar. Hemos pasado casi todo el día en Disney Tokio.
Yo no es que sea muy fan de Disney, pero Miriam si lo es, y mucho.
Mentiría si dijera que no me lo he pasado bien.
No había mucha gente, por lo que no hemos tenido que esperar mucho para acceder a las diversas atracciones.
Me han gustado todas, aunque la que más una que era para peques, por lo bonita que era.
No hemos podido resistir el comprar algunos recuerdos y regalos. Venden de todo lo que uno se pueda imaginar.
Aquí es costumbre que los grupos de amigos (incluso las parejas) vayan al Parque vestidos igual a hacerse fotos.
Niños y mayores se lo pasan muy bien, pero acaban reventaitos los pobres.
Por la tarde hemos nos hemos ido a Akihabara a cenar (y a comprar, sí, lo reconozco). Hemos probado unos pastelitos que tenían una pinta riquísima. ¡Y vaya si lo estaban!
Al volver al hotel, he tenido que hacer un simulacro de preparación de mochila para comprobar que todo entraba. Tras la prueba, he visto que aún me entra alguna cosilla más 😂😂.
Mañana posiblemente nos vayamos de excursión a ver uno de los templos más bonitos de todo Japón.
¡Mañana más!
Día 12. Así lavaba, así así…
Ayer tarde me di cuenta de que tenía un problema gordo. Se trataba de una situación de emergencia que había que solucionar cuanto antes: ¡solo me quedaban unos gallumbos limpios!
El servicio de lavandería del hotel es extremadamente caro. Es de estos que te cobran por prenda. Con toda la ropa sucia que tenemos nos sale una pasta.
Busco una lavandería automática, de estas de monedas, y hay una relativamente cerca.
Nuestro primer objetivo del día es lavar la ropa. Tras desayunar, cogemos el tren y nos vamos en la primera parada. Tras cinco minutos andando llegamos a la lavandería. Por 200 yenes (1.5 euros lavas y secas la ropa).
El local no tiene aire acondicionado y hoy vuelve a hacer un calor asfixiante.
No veo máquinas de detergente por ningún lado así que supongo que será automático.
Una señora que está allí se me acerca para explicarme como usar la lavadora (hay carteles que lo explican en perfecto japones).
La señora habla japonés también, pero nos entendemos. Cuando ve que no llevo detergente me da un par de bolsitas de las suyas. Que simpática 😊.Aprovechamos para dar una vuelta mientras termina la ropa y entramos en una tienda donde venden DVD y videojuegos (y en la que se está muy fresquito). Hay juegos que en España no se venden.
Cuando nos vamos a ir vemos que venden galletas de shin-chan. Hemos comprado algunas cajitas 😆.
Ya tenemos la ropa limpia. Volvemos al hotel, nos refrescamos un poco y a la calle de nuevo. Ya es medio día.
Nos vamos de excursión a Nikko. Para llegar hay que coger un tren bala durante casi una hora y luego un tren regional.
En Nikko hay un Parque Natural que tiene mucho que ofrecer.
Nosotros venimos a ver otra cosa, el Santuario Toshogu, que no sólo es precioso, sino que alberga el mausoleo de Tokugawa Ieyasu, primer shogun Tokugawa de Japón (me flipa la historia de Japón, si).
Al llegar vemos en unos mapas de la estación que el Santuario de encuentra como a tres kilómetros. Hay autobuses turísticos que te van dejando por los sitios de interés de Nikko.
Como no tenemos muchas ganas de andar nos subimos al bus. En nada estamos frente al templo japonés más bonito que hemos visto hasta la fecha.
El santuario consta de varios edificios y templos, todos muy coloridos y adornados.
En algunos te dejan entrar. Por dentro son más impresionantes si cabe.
La tumba del Tokugawa Ieyasu se encuentra en la cima de una montaña. Hay que subir un par de escalones (o 200), pero merece la pena.
Todo el Santuario se encuentra dentro de un Parque Natural. Se encuentra en un valle precioso rodeado de montes y árboles.
Me habría gustado tener más tiempo para poder haber hecho alguna ruta. Tienen que ser impresionantes.
Cuando nos hemos cansado de caminar nos hemos hecho el camino de vuelta andando. Por casualidad hemos pasado junto al punte Shin-Kyo, uno de los más bonitos de todo Japón.
Dos trenes y un par de horas después, llegamos a nuestra estación de tren.
Muy cerca hay un sitio al que quiero ir a cenar. Esta especializado en carne de ternera japonesa (wagyu). Decidimos cenar ahí está noche.
Resulta que en la mesa tienes una rejilla con fuego, en plan barbacoa, para que te vayas haciendo la carne.
Me he pedido una bandeja en la que venían nueve cortes diferentes. Exquisitas todas.
Ya sólo queda volver al hotel, ducharnos y a dormir.
Mañana día tranquilo por Tokio.
Día 13. Un poco de todo.
Hoy hemos comenzado el día con una visita cultural: Palacio Imperial de Tokio.
Actualmente, este Palacio es la residencia permanente del Emperador de Japón.
Ocupa una zona muy extensa. Algunas de ellas, como los jardines del este, son de libre acceso.
Otras, como la zona del Palacio en sí, es de acceso limitado.
Al día sólo permiten la entrada a unos pocos turistas (nosotros hoy entre ellos), con visita guiada y todo gratis.
No se llega a entrar en ningún edificio pero se pasea alrededor de ellos y te dan mucha información interesante.
A mi lo que me interesaba más era el pasado. Antes, aquí estuvo el Castillo Edo, que fue ocupado por el Tokugawa Ieyasu (cuya tumba visité el otro día) a finales del siglo XVI.
A principio del siglo XVII, cuando Tokugawa Ieyasu recibió el título de Shogun, hizo del Castillo de Edo su centro administrativo.
El castillo original fue destruido varias veces por guerras e incendios. Hoy queda algo en el parque este.
El que ahora ocupa el Emperador Akihito, se construyó en el siglo XIX y tras verlo hoy, me parece muy soso. Al menos por fuera. El interior supongo que será muy diferente.
La visita dura una hora más o menos.
Hoy, para variar, sigue haciendo mucha calor. Tras el Palacio Imperial decidimos irnos a un lugar más fresquito: ¡tiendas!.
Volvemos a Shibuya. Hemos tenido tiempo de bichear más que el otro día. Me encanta este barrio. Encuentras de todo. Hay varias calles peatonales repletas de tiendas y restaurantes. Gente por todos lados.
Si os gusta el manga, olvidaos de Akihabara. Hoy he estado en un par de tiendas que son mucho mejores y mas baratas. La primera se llama «Anímate» y la segunda «Mandarake».
Anímate está muy bien, pero Mandarake es una pasada. Esta en un sótano, es enorme, y tienen muy buenos precios. ¡Os la recomiendo!. Hay varias de estas tiendas por todo Tokio.
Llevábamos varios días buscando un manga en especial en Akihabara (nos decían en todos sitios que estaba agotado), y lo tenían en estas dos tiendas. Triunfazo.
Hemos paseado por el barrio un rato hasta que nos ha entrado hambre.
Teníamos ganas de sushi. De uno de estos restaurantes donde hay una mini cinta transportadora donde van pasando platitos y pagas según el color del plato.
Hemos encontrado uno y tenía una gran cola de gente esperando. Si hay tanta gente, debe ser bueno.
Han merecido la pena los 25 minutos de espera. Sushi de muy buena calidad y a un gran precio.
Como uno que yo me sé se ha pasado un poco comprando manga, hemos decidido volver al hotel a dejar las cosas.
Que bien se está en la habitación con el aire acondicionado. Nos ha costado salir a la calle otra vez.
Hemos vuelto de nuevo a Akihabara. Últimas compras frikis, entre ellas dos nuevas consolas para mi colección (y mas manga).
Tras dejarnos muchos yenes llega la hora de relajarnos.
Y qué mejor para relajarse que un Neko Café.
Se trata de una cafetería en la que hay montones de gatos sueltos. Puedes jugar con ellos, acariciarlos, darles de comer…
En Akihabara hay varios. Hemos ido a uno que no quedaba lejos.
Al entrar pides la bebida, te descalzas, te lavas las manos, y a jugar con los gatos. En este había 22 hoy.
Me ha llamado la atención uno que era enorme y con el pelo muy largo. Era precioso.
Tras disfrutar un buen rato con los mininos, hemos seguido mirando tiendas y luego hemos ido a cenar a un lugar que nos gusta mucho. Ya hemos ido varias veces.
Luego, al hotel a descansar, que mañana madrugamos.
Esto ha sido todo. ¡Mañana más!
Día 14: Y último…
Hoy hemos madrugado ya que queremos visitar el Castillo de Matsumoto, uno de los más importantes de todo Japón.
Esta algo lejos. Primero cogemos un shinkansen hasta Nagano (80 minutos) y luego un tren local hasta Matsumoto (77 minutos).
Tenemos 7 minutos entre los dos trenes.
No teníamos billetes reservados (para variar). Al llegar a la estación nos informan que el siguiente tren va lleno y en el posterior los asientos reservados están completos. Nos toca esperar una hora y ponernos en la cola con suficiente antelación para poder coger un asiento en un vagón de los no reservados.
Todo ha ido bien y hemos llegado hasta Nagano sin novedad.
Hemos salido corriendo ya que había que abandonar la zona de Shinkansen para coger el otro tren en la zona local. Teníamos 7 minutos y nos han sobrado 2.
Vuelvo a reiterarme en los beneficios de sacarse el JR pass. Te da una gran flexibilidad ya que tienes muchísimas líneas de trenes a tu disposición y sin tener que pagar nada (ni sacar billetes si no quieres reservar, claro). Llegas a la estación, buscas el tren que va a tu destino y te metes dentro. Muy sencillo.
El segundo tramo ha transcurrido entre montañas y bosques de enormes árboles. Muy bonito.
Aunque esté lejos, quiero ver este castillo por dos razones: la primera, por la historia que tiene, y la segunda, porque desde hace muchos años tengo una lámina con una foto de este castillo adornando mi dormitorio. Llevo el mismo tiempo queriendo verlo en persona.
Al llegar a Matsumoto nos hemos ido a comer. Luego, paseo hasta el castillo que no queda lejos de la estación.
Este castillo era conocido como el Castillo negro, en contraposición al castillo de Himeji, conocido como «la garza» blanca (lo estuvimos visitando también hace unos días).
Hemos estado un rato visitando el Castillo y los jardines de los alrededores y luego a la estación de nuevo.
Queremos llegar pronto hoy al hotel ya que tenemos que preparar el equipaje para mañana. 😣.
Para la última cena, me despido con una pechá de sushi.
!Que pronto se han pasado las dos semanas!.
Aunque no han sido muchos días, los hemos aprovechado bien. Hemos visto y disfrutado muchos sitios y nos traemos las mochila llenas de nuevas vivencias y experiencias (y algún regalo que otro).
Ahora a pasar unos días en Alemania y luego a España, a pasar el resto de las vacaciones.
¿El siguiente viaje? Espero que pronto. ¿Donde? Ni idea. Tengo demasiados sitios en mi lista…
Dia 15. ¡Nos vamos!
El vuelo sale por la tarde, así que nos hemos dado un paseito por el Parque Ueno, justo al lado del hotel.
Hay un gran lago lleno de flores de loto y otro donde se pueden alquilar barcas con formas de cisne. También hay varios museos que dejamos para otra vez.
Sigue haciendo muchísima calor así que decidimos salir ya para el aeropuerto, aunque aún queden muchas horas para el vuelo. Allí, al menos, estaremos fresquitos.
Vamos cargados hasta las trancas. En el trayecto hasta la estación, aunque queda cerca, sudamos como pollos.
El tren hasta el aeropuerto va casi vacío por lo que podemos sentarnos y descansar un poco.
Hemos llegado con muuuuchas horas de antelación, así que nos damos un paseo por el centro comercial del aeropuerto. Había que gastar los últimos yenes que nos quedan.
Ahora a comer, en un rato facturar, aduanas y trámites varios. Primer vuelo de unas diez horas hasta Abu Dhabi y luego otro de unos seis hasta casa.
Gracias a todos por haber seguido nuestras aventuras estos días.