Viaje a Camboya
(23 Febrero al 09 de marzo de 2017).
Tras pasar unos magníficos días en Laos, comienzo la segunda parte de este viaje en el país vecino: Camboya.
Si hay algo que quería ver sí o sí en este viaje, ya que ha sido la razón del mismo, son los templos de Angkor. Al igual que otros grandes monumentos, siempre me han fascinado y por fin, podré visitarlos y ver como son en realidad. ¿Colmarán mis expectativas? Lo veremos pronto.
Primer día: Impuesto revolucionario.
En el anterior post nos habíamos quedado llegando al puesto fronterizo. Allí, me bajo del autobús, recojo mi mochila y me dirijo a la ventanilla. Ya hay una pequeña cola esperando para recibir el sello de salida de Laos.
Hay gente quejándose, ya que la policía te pide 2 dólares para ponerte el sello de salida, cuando esto debería ser gratis (así lo es en todos los países del mundo). Pues aquí no. Aquí tienes que pagar. Imagina en los bolsillos de quien acabará este dinero.
Yo ya había leído sobre esto la noche anterior, así que me resigno y pago. Quejarse no sirve de nada, ya que sin el sello, no puedes entrar en Camboya, así que al final, tienes que pagar. Eso no quita de que sea un robo y que alguien se esté haciendo de oro a costa de los turistas que pasan la frontera.
Tras recibir el sello de salida, ya te puedes dirigir a la parte camboyana de la frontera. Es un pequeño paseo, pero con el calor que hace y lo que ya pesa la mochila, comienzo a sudar.
Se trata de un gran edificio, con pinta de ser muy nuevo. Primero, en el exterior, te encuentras con una especie de garita en la que un señor te da un impreso para rellenar y te solicita el certificado internacional de vacunas. Si no lo tienes, tienes que pagar 1 dolar y se supone que pasar un reconocimiento médico para asegurar que no tienes ninguna enfermedad contagiosa. En la realidad, pagas el dolar y listo. Te dan un papel amarillo y con eso ya puedes seguir los trámites.
En mi caso, llevaba la cartilla de vacunación, así que se la enseñé. La miró por encima haciendo como si supiera lo que hacía, y me dijo que todo correcto. No tuve que pagar nada.
Tras este trámite (el de sacarte un dolar si pueden) ya puedes entrar en el edificio. Allí tienes una mesa con otro papelote que tienes que rellenar. Tras esto, pasas a unas ventanillas (tres) que tienes que pasar de una en una para que te hagan el visado. Aquí te piden, además de los papeles, una foto tamaño pasaporte (por lo que hay que llevar alguna) y 30 dolares.
Esto es importante. Tienes que llevar fotos siempre que vayas por estos lares, ya que en algunos lugares te las piden. Además, pagas 30 dolares. Si vas en un viaje combinado como los que os hablaba en el post de Laos, el conductor os dirá que le deis 35 o 40 y que el se encarga de los tramites para el visado. Os tima vilmente. Esto lo había leído también la noche anterior, y tuve la ocasión de verlo durante el tiempo que estuve esperando en la estación de buses. Así que, mejor ir por libre. Os saldrá mucho más barato.
Bueno, pues ya tengo una pegatina más en mi pasaporte, pero esto aun no se ha acabado. Ya sudo a chorros, porque hay mucha gente haciendo cola, la mochila cada vez mesa más, y el calor aprieta. ¿Ya está? Pues no.
Aun falta por pasar el control de la policía y antes, hay que rellenar otro papel. Si, el tercero. En mi vida he tenido que rellenar tantos papeles para entrar en un país. Tras pasar este último puesto, ya sales del edificio y, por fin, ya estás en Camboya. ¡Prueba conseguida!
Y ahora, ¿qué?. Como ya os he comentado, la noche anterior me dediqué a leer en varios foros el como era esta frontera y cosillas interesantes. Además, ya que no tenía nada contratado, miré como trasladarme desde la frontera a mi primer destino «Siem Reap». No quería quedarme tirarme en medio de la nada.
Resulta que hay una compañía de buses que sale desde la misma frontera y que te lleva a varias ciudades. Por lo que pudiera pasar, reservé un pasaje a través de Internet. Nada más hacerlo, me enviaron un email en el que me explicaban donde podría encontrar la parada y con quién tenía que hablar. Incluso me mandaban varias fotos de la persona en cuestión.
Así que, tras la pesadilla de la frontera, me dirigí hacia el lugar que me habían indicado. Se trata de una calle (no hay más) con varios restaurantes que hacen a la vez de oficinas de autobuses. Encontré rápidamente la mía, ya que estaba muy bien indicada y, tras pagar, me dieron el billete correspondiente.
Un rato de espera, que aprovecho para hablar con otros mochileros sobre sus experiencias, y nos vamos en una minivan rumbo a Siem Reap. El viaje sera de unas siete horas, con un par de paradas para estirar las piernas y comer algo. No se me hace muy pesado.
Llegamos ya de noche (al final han sido 8 horas). Como ya sabía que llegaría tarde, había reservado un hotel. Después de mi cabañita sin ninguna comodidad ni lujos en Don Diet, me voy a premiar con un hotel decente. Tiro la casa por la ventana y pago 20 dolares por noche (en España por esto no te dan ni un colchón en la calle) pero aquí por ese dinero puedes conseguir una muy buena habitación en un buen hotel. Vuelvo a tener un wc limpio y para mi sólo. Tengo hasta ducha! Que lujo 😝
Incluido en el billete de bus, está el servicio de llevarte a tu hotel al llegar, y así sucede. Hay varios tuc tuc esperando cuando llegamos y me llevan directamente al hotel. Así da gusto. Vuelvo a repetirme. Si vais a hacer este trayecto (o cualquier de Laos a Camboya), ir por libre.
Por cierto, Siem Reap a estas horas (20:12) impresionante. Que bullicio! Me encanta 😊.
Resumen diario:
- Viaja por libre. Es más emocionante y más barato.
- Lleva varias fotos de pasaporte cuando viajes por estos lares, ya que te van a hacer falta.
- No merece la pena discutir con la policía laosiana por el «impuesto revolucionario». Cabrea tener que pagarlo, si, pero ellos tienen todas las de ganar. Si te vas sin el sello, el policía de Camboya no te dejará entrar y tendrás que volver.
- Lleva tu cartilla de vacunaciones cuando viajes. En algunos sitios te la piden y llevarla te puede quitar problemas.
- Aunque siempre puedes encontrar sitios baratos (y cutres) para dormir, no está de más darse un homenaje de vez en cuando y coger algo mas decente. Sobre todo porque los precios, en comparación con España, sean irrisorios. Aunque en este caso, con 20 dolares, puedes alojarte por 3 o 4 días.
Segundo día: comiendo cochinadas.
Otro día bien aprovechado. Durante la mañana paseo por el Siem Reap. Primero por el centro y luego por los alrededores para ver realmente como vive la gente de aquí.
Me gusta mucho ver eso. Cómo son las casas, las tiendas, talleres, peluquerías, y negocios de todo tipo. Te dan una visión más amplia de como es la vida en un país.
Aquí he visto que hay mucho trabajo manual. En los talleres, por ejemplo, fabrican las piezas o reparan las que están rotas. Eso de cambiar por una pieza nueva no se estila. Por todos los sitios hay herrerías, carpinterías, sastrerías… Lo hacen todo desde cero.
Diseminados por la ciudad hay varios templos interesantes, aunque no sean los de Angkor.
El primero que visito es el Wat Preah Prom Rath, que queda muy cerquita del hotel. Como podéis ver, aunque la mayor parte de la gente que va a Siem Reap lo hace con la intención de ver los templos de Angkor, en la misma ciudad también hay templos que merecen la pena (aunque no tengan nada que ver con los de Angkor).
A continuación me voy en busca del templo de Wat Bo. Para llegar a el hay que callejear un poco por la Siem Reap profunda.
Este templo es de los más antiguos de la ciudad, y actualmente se emplea, además de como templo, como escuela budista de niños huérfanos.
He seguido caminando por las calles, sin rumbo, para seguir disfrutando de esta gran ciudad.
Al pasar por un parque he tenido el momento National Geographic del día. Llegando a un parque vi una enorme bandada de cuervos en unos árboles altos. Conforme me acercaba, vi que eran muy grandes para ser cuervos. Eran enormes! ¿Sabéis que eran? ¡Murciélagos! Cientos y gigantes.
Luego noté pinchazos en una pierna, y cuando miro, estaba llena (soy andaluz, habría 6 o 7 😝) de enormes y cabronas hormigas rojas (esto si es verídico). Había puesto el pie sobre su nido y me estaban atacando. Como mordían las cabronas!
Tras la gran pateada y con el calor que hace, nada mejor que un chapuzón en la piscina y un buen almuerzo.
Luego, visita al Centro de Artesanos de Angkor. En este centro acogen a jóvenes sin techo y les enseñan un oficio artesanal. En el pasado Camboya era famosa por sus tallas en madera y piedra, los trabajos con plata y seda, y por sus pinturas. Los jemeres rojos trataron de acabar con esto (y casi lo consiguen). El Centro de Artesanos de Angkor esta luchando por recuperar ese arte.
Puedes pasearte libremente por los diferentes talleres y ver como trabajan los alumnos los diferentes materiales.
Tienen también una tienda (muy bien montada, por cierto), donde puedes comprar sus productos.
Es increíble como se va transformando la ciudad conforme va oscureciendo. Todo se llena de luces, de gente, vehículos, ruidos, bullicio. Me encanta!
Para terminar el día, visita al mercado nocturno (en el que venden de todo) y cena a base de pinchos en la «Pub Street».
Hay un mercado durante el día. Al llegar la noche, este mercado sigue abierto y abre otro adyacente: el nocturno. Como resultado, tienes una zona enorme de tiendecitas en las que puedes encontrar desde comida a regalos, pasando por todo lo que se te ocurra.
Primer pincho de la noche: escorpión frito. No estaba malo, he de decir. Tampoco malo. Un sabor extraño, crujiente 😝. Venden también pinchos de tarántula y de cucaracha gigante.
La «Pub Street», Como su propio nombre indica, se trata de varias calles llenas de bares, restaurantes y garitos. Es la zona de marcha, vicio y perversión de la ciudad. Para cenar esta bien porque hay una oferta muy variada.
De vuelta al hotel, me han ofrecido decenas de servicios de tuc tuc, drogas varias y «young ladies bum bum» 😝.
A dormir que mañana quiero levantarme temprano.
Resumen diario:
- Siem Reap es una gran ciudad para pasear y deambular sin rumbo alguno.
- Aunque los famosos sean los templos de Angkor, hay otros en la ciudad que merecen la pena.
- En el mercado nocturno podrás encontrar de todo. Los precios son muy bueno, y mucho mejores que en la capital. Si quieres comprar regalos, mejor hacerlo aquí. Te ahorrarás un dinero.
- Prueba todas las cochinadas que puedas. Es algo que no podrás hacer en otro sitio. Si no te gustan, con lo volver a probarlas…
Tercer día: día de templos.
Hoy quería empezar a visitar los Templos a Angkor. Se encuentran a unos 13 km de Siem Reap. Es una zona muy amplia donde los diversos Templos se encuentran desparramados.
Hay varias opciones para visitarlos.
La opción para flojos: contratas un tour y te recogen en el hotel y te llevan en bus o minivan a los templos más importantes.
La opción para aventureros flojos: contratas un tuc tuc y este te lleva por donde tu le digas.
Mi opción: he alquilado una bici y he salido pedaleando del hotel.
Tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Lo mejor es la libertad de ir por donde quieras y cuando quieras, sin tener que esperar a nadie y sin que te metan prisas. Lo malo es que si eres un burro como yo, pues te pegas una paliza.
Para poder comprar las entradas, tienes que ir a un lugar que se encuentra a mitad de camino. Está bien indicado y, además, todos los buses y tuc tuc se dirigen allí. Imposible perderse.
Se trata de un complejo bastante grande, lleno hasta arriba de autobuses y gente. Esto me va a llevar mas de lo que pensaba.
Sin embargo, lo tienen muy bien montado (millones de personas pasan por aquí cada año). Hay muchas filas y ventanillas, y el proceso va muy rápido, pese a que tienen que sacarte una foto que va impresa en la entrada.
Me pillo una entrada para tres días. Sale algo caro, 62 dólares, pero creedme: merece la pena. No he tenido que esperar ni cinco minutos. Cojo la bici, y continuo camino. Es muy fácil llegar pues se trata de una carretera recta y con muy buenas indicaciones.
Como curiosidad, hay varias señales de precaución por el paso de elefantes. Nunca las había visto antes.
Tras un rato, llego a una de las puertas que dan acceso al complejo de templos. Es lo primero que veo, y me encanta. Hay que atravesar un foso para alcanzar la puerta, decorada con figuras de elefantes y otros animales mitológicos budistas. Esto empieza mas que bien.
Después de la puerta, veo que la zona está llena de monos. La gente se para a echarles fotos y a darles de comer. Normal que haya tantos.

Un poco mas de pedaleo y llego a los primeros templos, que da la casualidad de que son los más famosos: Angkor Wat y Angkor Thom. Están tan petados que se ve más gente que piedras. No hay problema. Continuo camino hacia los más apartados. Estos los veo otro día. Otra ventaja de ir a tu bola en bici.
El siguiente templo que encuentro es el Chau Say Tevoda. Es pequeño, pero puedes entrar por donde te plazca. El Indiana Jones que hay en mí comienza a salir. Me lo paso como un niño subiendo y bajando, entrando y saliendo por los diferentes pasillos y escaleras. No hay prácticamente nadie, y eso hace que me monte mi película mejor.
Justo enfrente se encuentra el templo de Thommanon. Casi mejor que el anterior, porque es más grande, y esta vez, quitando a unos niños, estaba yo solo.
¿Qué hacen los niños ahí? Resulta que la zona de templos es tan grande, que dentro hay varias aldeas y pueblecitos. Mucha gente vive aquí, y los niños tienen la gran suerte de tener estos templos como parque de recreo.
Un inconveniente de la bici, es la calor. Estoy sudando como un pollo. Menos mal que hay puestecillos por todos lados donde puedes comprar bebida y comida. Yo he ido tirando a base de cocos. Los mantienen frescos con hielo y el agua esta más que buena.
Seguimos camino.
Siguiente templo: Ta Keo. Es inmenso. Esta rodeado de una muralla y varias puertas de acceso. En el interior, puedes subir a la zona central, que está muy elevada. Para ello, hay que subir una escalera muy pero que muy escarpada. Tanto, que tienes que agarrarte con las manos para no caerte. Desde arriba la vista es impresionante. Como veis, no hay casi nadie.
A todo esto. No os he hablado del tema billetes de entrada. No hay ninguna puerta oficial, o acceso en el que tengas que enseñar tu ticket para entrar al complejo de templos. Lo que si hay, en cada templo o lugar importante, es un señor o señora (o policía), en una sombrilla o similar, que te pide la entrada. Si no la llevas, la multa es de 100 dolares, por lo que conviene no arriesgarse y pagar entrada. Tras haber pasado dos días, he visto que si solo vas a dar un paseo por la zona, y no pretendes entrar en ningún templo, nadie te va a pedir la entrada, por lo que te puedes arriesgar a no comprarla. No obstante, si quieres entrar en algún sitio, te la pedirán prácticamente siempre.
Otra cosa importante es que a la entrada de todos los Templos hay un aparcamiento para las bicis (una zona donde las puedes dejar) que suele estar vigilado por algún policía. De todas formas, no esta de más echarle la cadena. Con la bici te puedes colas hasta la puerta misma de los sitios, en bus o tuc tuc esto no pasa, y en algunos sitios, te tocará andar. Otra ventaja de ir en vici.
Sigue haciendo mucha calor. Pero que mucha. No paro de sudar. Menos mal que llevo mi gorro y que llevo agua de sobra. Ya no se ni cuantas botellas me he bebido. Puedes reponer en cualquier puestecillo, así que no hay problema.
Necesito descansar un poco, así que me dirijo a los puestos que hay junto a este templo. Las dependientas se pelean un poco entre ellas para que te vayas al suyo. Lo de pelear lo digo entre comillas, ya que aquí son muy amables.
Me siento a la sombra y me pido otro coco. ¡Pero que ricos que están!.
Una vez las fuerzas han sido repuestas, continuo camino hacia Ta Prohm. Es el templo que más que ha gustado. Es mágico. Se ha fundido con la naturaleza. Las raíces de los enormes árboles que han crecido sobre él parecen las venas del templo.
Al ser este uno de los templos importantes, aquí ya si que había algo de gente. No mucha de todos modos, por lo que he podido pasear y moverme a mi antojo.
Al salir he tenido que hacer una parada para comer. No por hambre, sino porque me iba a dar un chungo con la calor. Cuando he visto un garito a la sombra y con un ventilador en cada mesa, no lo he podido evitar.
Y como hoy iba la cosa de cocos, nada mejor que pedirse Amok.
Tras conseguir que mi temperatura corporal volviera a límites normales he continuado pedaleando.
Para ser sincero, aunque los templos son impresionantes, cuando uno lleva 3 o 4, se empieza a cansar. Verlos todos en un día es una locura (a no ser que vayas en tuc tuc), pero además es que no creo que los disfrutes. Dos días, como es mi caso, no está mal. Si tienes tiempo, tres días es lo suyo. Ves dos o tres al día, los que te apetezcan y seguro que los disfrutas al máximo, ya que, aunque todos tienen la misma forma, y se parecen, cada uno tiene algo especial que lo diferencia de los demás.
Yo he decidido coger el camino largo (hay uno corto) y estoy a mitad, por lo que para volver no me queda otra que seguir pedaleando.
Siguiente parada, el templo de Pre Rup. Hace tanta calor, que subo a la muralla principal, tomo unas fotos, y sigo camino. No me apetece entrar a verlo.
Estoy algo cansado, pero no me queda otra que seguir. Ya me queda menos de la mitad de camino.
El templo de Ta Som, esta algo derruido, pero como veo que hay mucha sombra, me decido a entrar. No está en muy buenas condiciones, pero eso también tiene su encanto.
El siguiente templo es muy peculiar. Esta rodeado de un gran foso de agua, y el interior también tiene varios fosos inundados concéntricos. Para llegar al centro, donde hay un gran lago, hay que seguir un caminillo de madera. Mucha agua por todos lados y un templo muy especial. Hay que verlo. Por cierto, se llama Preah Khan.
Último templo del día. No recuerdo como se llamaba, pero estaba cerca del Templo de Angkor Thom.
A la salida veo que hay un vendedor de helados con su moto. ¡Helados de coco! No me puedo resistir y me compro uno (bueno, dos).
Y esto es todo por hoy. Al final he estado desde las 8 de la mañana hasta las 5 de la tarde. Me he hartado de pedalear, andar y pasar calor. He sacado tantas fotos que me he fundido la batería de la cámara.
No obstante, ha merecido la pena. Estos templos son increíbles.
Un acierto lo de ir directamente a los más alejados. Había poquísima gente y eso lo hace aún más especial.
A la vuelta, un chapuzón en la piscina (esta ha sido mi motivación durante todo el día para seguir pedaleando), y en unos minutos, un masaje relajante (no es por vicio, es para estar listo para mañana 😝).
Para terminar, una buena cena, y a dormir.
Resumen diario:
- Te recomiendo visitar los templos en bicicleta. Seguro que los disfrutas mucho. No obstante, si hace demasiada calor, o no te apetece pedalear, tienes otras opciones.
- Llévate un gorro y algo de agua, ya que te va a hacer falta. No te preocupes porque allí podrás comprar toda la comida y agua que puedas necesitar.
- Dedica varios días si puedes a la visita, ya que son muchísimos templos y llega a cansar. Yo me he dejado muchos sin ver, así tengo una razón para volver.
- El masaje camboyano, nada que ver con el tailandés. Para empezar te lo da un tío (no está bien visto que una mujer toque a un hombre), lo que hace que yo por lo menos no estuviera todo lo relajado que debiera, y luego, es muy suave para mi gusto. Creo que no me doy más.
- Los helados caseros y los cocos están muy ricos. Para de vez en cuando para descansar y tómate algo para reponer líquidos y fuerzas.
Cuarto día: Indiana Jones vuelve.
Segundo día de templos (y último). He vuelto a alquilar la misma bicicleta y tras desayunar he salido con el plan de ver los dos grandes templos que me quedan por ver.

Después de ver tantos ayer, creo que estos van a ser más de lo mismo.
Lo cierto es que todos los templos tienen una estructura similar. Una muralla exterior cuadrada o rectangular, rodeada por un gran foso inundado, y en el interior, varios edificios, cuadrados también, hasta llegar al central, el más alto de todos.
Cuando llego a Angkor Wat, veo que ya hay bastante gente, pero mucho menos que ayer. Para dentro que voy.
Tras cruzar el foso y atravesar la entrada principal, veo que gente, si que hay. Mogollón. Pero ya estoy aquí.
Como decía, este templo tiene la misma estructura que los demás, pero su tamaño es bestial. Es como uno de ayer, multiplicado por diez.
Todo el mundo se dirige rápidamente para hacer cola y subir al templo central, que es bastante alto. Hay una cola importante (al Solano).
El resto del enorme templo, casi vacío. ¿Que hago yo? Pasar de subir y dedicarme a recorrer pasillos y murallas, casi en completa soledad.
La cantidad de grabados en las paredes es espectacular. En muchas partes quedan incluso restos de pintura. Hay pasillos y corredores, de cientos de metros de largo, decorados con escenas del Ramayana. Una pasada lo que han tenido que currar aquí en su día.
Este templo en los años de esplendor tuvo que ser impresionante.
Merece la pena pasar del bullicio de la zona central y recorrer los alrededores. Es enorme y hay mucho por explorar.
El centro, unos minutos, un par de fotos y listo.
Había muchos monjes por el templo. Unos rezando, otros paseando, otros bendiciendo a los fieles y otros, haciéndose selfies con sus móviles 😝.
Cuando ya he visto todo lo que quería, y tras descansar un buen rato a la sombra en un rincón muy chulo, salgo hacia mi segundo objetivo del día: Angkor Thom. No sin antes hacer una parada para beberme otro coco y sacar unas últimas fotos.
Angkor Thom e trata de una zona muy amplia con edificios y templos varios. El más famoso de todos, el Templo de Bayón.
Desde lejos impone. Una vez dentro, te impresiona.
Nada más entrar, tienes escaleras que te llevan a los pisos superiores. Todo el mundo tira para arriba. Pero, a los lados se ven galerías y pasillos. Como no, paso de subir y me pierdo por las plantas bajas. ¡No hay nadie!
Los pasillos y galerías tienen forma rectangular, y llevan a diversos patios y edificios pequeños. Sigue sin haber nadie. Indiana Jones se apodera de nuevo de mi 😝. Esto es enorme.
Cuando ya he dado muchas vueltas, me decido a subir. Esta petado de gente, pero tiene su razón. Desde arriba puedes ver la imponente mole de la torre central, y las 54 torres con las caras mirando a los cuatro puntos cardinales, que han dado fama a este templo. Aunque lleno de gente, impresiona.
Voy a ver el último templo que quiero ver, que está muy cerca. El templo de Baphuon. Visto desde lejos, este templo si que recuerda a las películas de Indiana Jones o de Tom Raider.
Estoy cansado y sigue haciendo mucha calor, así que me siento a la sombra y me quedo un rato descansando y observando este templo desde la distancia. Es una pasada.
Tras este templo, visito otras zonas, como la terraza de los elefantes, me tomo un batido helado de coco y miel que me supo a gloria, y me vuelvo al hotel.
Llevo un rato dándole vueltas a una cosa y quiero ver si es factible.
Es factible, así que mañana me mudo. Ya os diré adonde cuando llegue, y la razón de la mudanza 😁.
Para acabar el día, visita al Museo de la Guerra. Queda algo lejos, y ya hoy creo que me merezco un descanso. Pillo un tuc tuc. El conductor está un poco loco. Le da igual que el carril vaya en contra dirección, o que vengan coches de frente. El se mete por donde puede. No se si voy a llegar al museo en una pieza XD.
El museo merece la pena. Tienen muchos vehículos que fueron destruidos durante la guerra, por lo que su estado no es perfecto, pero no están mal.
También tienen una zona dedicada a las minas, muy muy interesante y otra a armas ligeras (y como a mi no me gustan…).
Y así termina mi último día en Siem Reap. Mañana viajo muchos kilómetros. Un objetivo.
Resumen diario:
- Sigo pensando que la bici es el mejor medio para visitar los templos.
- Todo el mundo va a ver la misma parte del Templo de Angkor: el edificio elevado central. Si pasas de eso, verás que por el resto no hay casi nadie. Puedes pasear por una zona enorme prácticamente solo.
- Lo mismo pasa con el templo de Bayon. Todo el mundo entra y se va para arriba. Recorre los pasillos de abajo, verás que sorpresa te llevas.
- No te vayas sin probar un batido de coco y miel. Está increíble. Lo podrás comprar en el centro del complejo de templos de Angkor Thom, en la zona donde están los puestos de comida y bebida.
- Si tienes tiempo, ve a ver el museo de la guerra. Ya no solo por el armamento (que te puede gustar o no), sino por los carteles en los que te explica una parte muy importante y oscura como es la guerra en Camboya. Han sufrido muchas.
Quinto día: el paraíso existe.
Hola! No se como, pero he logrado llegar a mi destino en tiempo récord. Mi «no plan» ha salido a la perfección 😝.
Os cuento…
Ayer por la tarde me encontraba en la mini piscina del hotel, refrescandome después de una mañana de mucha calor con la bici.
De pronto me entraron unas ganas horribles de zambullirme en agua, pero de verdad: el mar!
Ya era tarde, pero por investigar un poco no se pierde nada.
Camboya tiene costa. Justo en la otra parte del país donde me encuentro. Me pongo a leer foros y blogs para ver si puedo llegar allí en un tiempo prudencial, cómo y adonde ir.
Inicialmente la opción barata que encuentro es bus. Unas 14 horas, ya sea de día o nocturno. La opción del «bus hotel» nocturno me llama la atención. En lugar de asientos, tienes camas. Sale por la tarde y llegas a la mañana siguiente.
Pregunto si hay vuelos, aunque en el mapa que tengo no veo un aeropuerto en Sihanukville, que es donde quiero ir.
Me confirman que si, que hay vuelos domésticos, y que tardan más o menos una hora. Precio, poco más de 100 dólares.
En los foros que leo no recomiendan en absoluto el bus nocturno por temas de robos, y otros problemas.
Decidido.
Salgo corriendo a la calle en busca de una agencia de viajes o similar.
Encuentro un puesto de información turística donde me pueden sacar el billete. ¡Ya tengo billete para el aeropuerto de Sihanukville! Que no esta en la ciudad, sino a 15 km.
Continuo leyendo blogs y foros a toda prisa. Resulta que la playa a la que quería ir (porque hay varios centros de buceo) dicen que está muy sucia y hay problemas de seguridad (niños que te roban las cosas cuando te bañas y cosas por el estilo). Además, no se bucea ahí. Tienes que pillar un barco 2 horas hacia unas islas. ¡Vaya mierda!
Busco fotos de las islas y parece el paraíso. ¿Y si me voy a una de las islas?
Ya es realmente tarde y tengo sueño. Preparo mi mochila y me voy algo inquieto a la cama ya que no se cómo llegar a la isla y el avión sale temprano.
A la mañana siguiente cojo el avión sin novedad. Al llegar, en el aeropuerto, hay varios puestos para pillar un taxi. Pregunto allí como llegar a Koh Rong Samloen, que así se llama la isla.
Aerolíneas Camboyanas. Puntuales y te regalan una botellita de agua
Me dicen que el taxi me lleva al embarcadero y que allí puedo coger un barco. Vamos que nos vamos.
El avión salió de Siem Reap a las 8:45. A las 10:45 ya estoy en el embarcadero. Próximo barco: 11:30. ¿Que más se puede pedir?
Desde aquí salen los barcos hacías las islas. Menos mal que no me he quedado en esta playa (Sihanukville). Tenían razón con lo de que esta muy sucia. Además, justo donde la foto, desemboca un caño y apesta tela.
El tramo de barco, con anécdota incluida, para olvidar. Era un barco pequeño, sin nada de estabilidad. Entre un poco de oleaje y que el «capitán» iba a todo lo que daba el motor, ha habido un par de sustos de los buenos. Baste decir que en uno de ellos ha habido gente que ha salido despedida de sus asientos hacia el suelo.
Tras tres cuartos de hora, llego a mi destino final. Son sólo las 12:15 de la mañana y ya estoy aquí.
Me bajo del barco, cojo mi mochila y esto es lo que veo. ¡Me encanta!. El agua esta muy clara, color turquesa. La playa, de arena blanca.
Bungalows por varios sitios. Me voy hacia los que más me gustan y pillo uno para unos días. Esta vez con aseo privado. Está en primera línea de playa. Tengo terraza y un sombrajo delante con hamaca. Aquí si que me podría quedar a vivir .
Una vez instalado, he ido a comer algo. Aunque más cara que en el continente, la comida no está nada mal.
Por la tarde, relax y paseo. La playa es preciosa. A la vuelta me he metido en el agua hasta que ha empezado a oscurecer.
Y mañana… 🐳
🐬
🐟
🐠
🐙
😍
😍
Resumen diario:
- Aunque me daba un poco de miedo eso de coger un vuelo local en Camboya, he podido comprobar que son muy serios y puntuales. Además, los precios no son caros, por lo que merece la pena coger un avión a pegarse 14 horas de bus.
- Hay multitud de compañías y barcos que te llevan a las diferentes islas desde la playa de Sihanukville. Si te toca uno pequeño pilotado por dos niñatos, agárrate bien, porque se va a mover. Hay también grandes, pero no tuve la suerte de ir en uno de esos. Supongo que dependerá de la compañía y de los horarios. Si tienes dudas, en el puerto hay puestos de información donde preguntar.
- Por lo que pude ver, las playas de la costa Camboyana no son para tirar cohetes, sobre todo si estas acostumbrado a las playas españolas. Por lo tanto, si quieres playas de ensueño, vete a las islas.
Sexto día: dedo 0, botella 1.
Hoy ha sido un día de claros y oscuros.
Para empezar, durante la noche tuvimos una gran tormenta. Mucha lluvia y un viento muy fuerte.
Por la mañana, varias barcas de la gente de aquí se habían hundido. Continuaba haciendo mucho viento y el oleaje daba miedo.¿Bucear hoy? Va a ser que no.
Desayuné y me dirigí hacia el otro lado de la isla, que es de donde sale el barco.
Para llegar, hay que atravesar por una pequeña colina cubierta de selva.
Los caminos están muy bien indicados y de vez en cuando te encuentras un cartel muy gracioso como este. Aunque sea de publicidad, molan bastante.
Se tarda poco más de media hora. No hay nadie, sólo se oyen los pájaros.
Mi intención es cambiar el buceo para otro día o pedir que me devuelvan en dinero. Que remedio 😣.
Pero al llegar a la playa del otro lado…
El mar esta plano como un espejo. No hay nada de viento. ¡Perfecto!
Este lado de la isla es mucho mejor. Esto si que es un paraíso.
Mientras van trasladando el equipo al barco principal, el instructor que va a ir conmigo me cuenta el plan: dos inmersiones, y comida incluida en el barco.
En una lancha pequeña nos llevan al barco y nos vamos al primer punto de inmersión: el cielo de los nudibranquios.
El que no sepa lo que es un nudibranquio, que lo busque en Google. Yo antes de hacer submarinismo, ni sabía que existían. Son de los seres submarinos que más me gustan. Los hay de muchos colores llamativos diferentes, y hay que ir muy pendiente para verlos, por lo pequeño que son.
La primera inmersión ha ido muy bien. Aunque la visibilidad no era perfecta, había mucha vida, y muy colorida. Especialmente, nudibranquios y peces payaso (nemos).
Tras descansar un rato y almorzar, nos hemos ido al segundo punto. Mejor visibilidad, y algo de corriente. Lo bueno es que era a favor, por lo que sólo había que dejarse llevar. De nuevo nudis, y como novedad, un gran banco de barracudas y peces murciélago enormes.
He disfrutado mucho de ambas inmersiones. La sensación de paz, relax y silencio es increíble. Lo recomiendo encarecidamente para todo aquel que aún no lo haya probado.
Ahora viene el «oscuro del día».
Cuando estaba recogiendo mi equipo, el barco ha hecho un raro por el impacto de una ola, y la botella de oxígeno se ha caído sobre el dedo gordo de mi pie izquierdo.
He visto las estrellas.
No se si lo tengo roto. No lo puedo mover muy bien y duele. Además se ha inflamado y esta morado/negruzco.
Aquí no hay servicios sanitarios (entre otras cosas). Esperare a mañana para ver que hago.
Lo que si parece claro, salvo que esta noche suceda un milagro, es que se ha acabado bucear en Camboya 😔.
Con un poco de paciencia (y mucho dolor), he conseguido ponerme las botas. La vuelta por la selva, esta vez ha durado mucho más de media hora, como os podéis imaginar.
Ahora en un rato cenare y a ver mañana que tal.
Por si acaso esta noche me duele mucho, he conseguido dos palos de polo para entablillarme el dedo (remedio grumoquero). Vendas y esparadrapo tengo.
Espero que mañana por la mañana este mejor .
Resumen diario:
- Ayer te aconsejaba ir a las islas. Hoy te aconsejo, dentro de la isla de Koh Rong Samloen que te alojes en la playa sunset. No hay prácticamente nadie, un par de sitios para poder comer y dormir, y listo. La arena no es tan blanca, pero el agua está mucho mejor.
- Si es posible, evita siembre que una botella de acero de unos 15kg te caiga directamente sobre el dedo gordo. Duele.
- Vayas a donde vayas, lleva siempre algo de material de primeros auxilios. Seguramente no lo vayas a necesitar nunca, pero si se da el caso, te puede sacar de un apuro. Además de llevarte algo de medicinas varias, es bueno llevarse esparadrapo, gasas, vendas, desinfectante, tiritas, puntos de sutura adhesivos, repelente de mosquitos… y todo lo que se te ocurra. No ocupa mucho en la mochila y pueden ser muy útiles.
Séptimo día: después de la tempestad…
Hoy he pasado un día muy tranquilo. De la tumbona al agua, del agua al sillón, agua, comer, cama… y poco más .
El dedo no me esta dando mucha guerra. Anoche ni note que lo tenía machacado. Tras varias consultas de tele medicina, he conseguido inmovilizarlo bastante bien. ¡Gracias por los consejos! No obstante, esta mucho mas negro e inflamado. Creo que va a estar roto.
Traté de dar un paseo por la playa, pero entonces sí que el dedo dijo que un poquito de por favor, y me tuve que volver.
En uno de los bares, vi este cartel. ¡Que tentación! Algún día haré caso a uno de estos anuncios y no me volveréis a ver el pelo (por un tiempo jajaja).
Mañana me mudo. Vine a esta isla a bucear y ya no voy a poder. Aunque aquí se esté muy bien, es hora de conocer nuevos lugares.
Para terminar, os cuento una anécdota que he podido observar estos días. Estas islas no producen nada, por lo que de algún sitio tienen que traer las cosas. Un par de veces al día, un barco grande se acerca al muelle y multitud de pequeñas barcas lo «asaltan» en busca de las provisiones que luego llevarán a sus hostales o restaurantes. Otra parte es descargada directamente por porteadores en la playa. Es curioso ver lo poco que tardan en bajar del barco de todo. Y cuando digo todo, es todo, ya que en la isla no se puede conseguir nada. Traen desde comida, a hielo, pasando por muebles, colchones, combustible, bebidas… Todo lo necesario para que el personal que vive en la isla pueda subsistir.
Por cierto, en la isla no hay ningún vehículo a motor, pero la electricidad la obtienen de grupos electrógenos.
Resumen diario:
- A ser posible, si tienes un dedo gordo del pie roto, no trates de darte un paseo. Mejor descansar.
- Hasta hoy no me había dado cuenta de lo importante que es el dedo gordo del pie. Antes ni le había echado cuenta. Resulta que es primordial para el equilibrio, por lo que al andar es indispensable que esté en perfectas condiciones. Si lo tienes jodido, como yo, no lo puedes apoyar, por lo que para andar tratas de coger posturas raras, retorciendo la pierna y el pie. Resultado, te empieza a doler todo por mil sitios. Solución: no ser un becerro y descansar unos días.
Octavo día: ¡tierra a la vista!
Hoy ha amanecido cayendo la mundial. Que pechá de llover. Esto es muy típico por aquí. Aunque sea la época seca, puede pasar que te caiga un chaparrón importante sin previo aviso, aunque suelen durar poco. En la época húmeda, llueve mucho más, pero suele hacerlo a horas mas o menos predeterminadas (la tarde, o la noche). Por eso, sea la época que sea, en tu mochila no puede faltar un buen chubasquero.
Por suerte, poco antes de que llegara mi barco, ha parado y el mar se ha puesto como un plato.
También es que el barco ha llegado media hora tarde. Y cuando ya habíamos salido y llevábamos unos minutos, hemos tenido que volver porque se habían olvidado a uno.
Esto es muy típico aquí. Es imposible planear nada con los horarios «oficiales» porque después hacen con ellos lo que le da la gana. Así que mejor tener paciencia y aceptarlo. ¿Hay prisas acaso?
Cuando he visto llegar al barco pequeño, he recordado el maravilloso viaje del otro día, y se me han puesto los pelos como escarpias. Menos mal que este barco, pese a ser mucho más rápido que el otro (y ya es decir), era mucho mas estable, y también hay que recalcar que el Capitán, era un Capitán en condiciones, no dos niñatos locos de la olla.
Antes de subirme al barco, me doy la media vuelta y echo una ultima mirada a esta isla tan especial. Quizás vuelva algún día.
Son las diez y pico y ya estoy en Sihanukville. El bus sale a las 12:00. Me da tiempo de comer algo.
Y tanto que me da tiempo. Sólo llega 50 minutos tarde. Luego, se supone que el bus va directo a Kep y tarda dos horas y media. Un mojón. Para mil veces y tarda casi cuatro horas.
Paciencia. Acéptalo. Ohmmmmm.
Yo me resigno, pero mi cara no.
Al final llego a Kep. Cansado y dolorido (sobre todo el pie).
Esta noche me quedo en otra cabañita (esta de las baratas, aunque esta genial). La hamaca no puede faltar, eso sí.
¿Que dónde c#%o esta Kep y para qué c#%o he venido aquí?
Buena pregunta 😝.
Kep es un pueblecito pesquero de la costa de Camboya, muy famoso en… Kep 😂
😂
😂
😂.
Resulta que leyendo una guía vi que aquí había tres cosas que me podían interesar. Primero, un mercado del cangrejo y marisco fresco. Segundo, un parque natural de selva primaria donde se puede hacer senderismo. Tercero, una antigua colonia francesa, con grandes Villas, que fue destruida por los jemeres rojos y que ahora parece una ciudad post apocalíptica.
El punto dos queda descartado. Andar con la bota puesta, duele. No es que sea insoportable, pero lo suficiente como para que hacer senderismo no sea una opción.
Comienzo por la opción una. Tras dejar mis cosas en la cabaña, me armo de valor, y salgo andando hacia el mercado (no queda muy lejos, creo).
El mercado del cangrejo es un poco cutre, pero venden marisco fresco. Hay puestos cutres (y que huelen muy mal) que te venden pinchos varios. Pero si el marisco huele tan mal…
Por suerte, a continuación hay una calle llena de mini restaurantes medio en condiciones, donde si puedes comer con tranquilidad. De hecho, eliges lo que te vas a comer tu mismo.
Me ha hecho gracia el nombre de este garito, así que ahí me he metido a cenar.
Como no podía ser de otra forma, me he pedido un plato de mariscos variados de la zona. No es barato (en comparación con el precio medio de una comida aquí), pero aquí es lo que hay que probar.
El plato estrella es el cangrejo. Lo preparan de decenas de formas diferentes. Hoy he probado una de ellas y esta realmente rico. Los langostinos, pese a ser enormes, están cocidos sin sal, por lo que quedan algo sosos (mucho mejores los de Sanlucar, eso sin duda).
Mientras ceno, comienza a atardecer, y las vistas desde el restaurante son impresionantes.
También puedo observar como varias mujeres se meten en el agua para poner cestas cangrejeras y para recoger otras. Las tienen aquí mismo, al lado del mercado. El producto no tarda nada en llegar al consumidor.
El punto tercero lo dejo para mañana. Lo que queda de tarde, hamaca y relax (que conste que es por el dedo, no porque me apetezca 😝).
Como podéis ver, mi cara es de sufrimiento por tener que estar ahí, tirado en la hamaca.
Noveno día:
Otro día tranquilo. Después de desayunar, un par de horas de hamaca al fresquito.
Luego, paseo (andando despacio) por Kep.
Primero por la zona de la playa, donde no me ha sorprendido ver una estatua gigante de un cangrejo (aquí viven de eso).
Luego he ido a ver las villas francesas destruidas por los jemeres rojos. Están por varias colinas cubiertas de vegetación que dan al mar.
Por lo visto, la «Jet Set» francesa durante la época colonial se venía a Kep de vacaciones. Fue la época de mayor auge de la ciudad.
Hoy en día, la mayoría de las que fueron en su día maravillosas villas, se encuentran destruidas y abandonadas. Algunas han sido ocupadas por gente local y otras, aunque pocas, han sido reconstruidas.
Como no esta la cosa para subir y bajar colinas, me he limitado a explorar algunas que estaban cerca de la carretera.
Están abandonadas, las cancelas de las vallas abiertas, por lo que puedes entrar a tu bola (creo 😝).
Es una pena verlas así, pero es lo que tienen las guerras.
Tras las dos horas de paseo (muy lento y con paraditas), he ido de nuevo al mercado del cangrejo a almorzar.
Hoy me traje la cámara de fotos (ayer usé el móvil), por lo que las fotos tienes mejor calidad.
Esta vez he pedido ensalada de cangrejo y langostinos cocidos con salsa de noseque (dulce-picante, aunque mucho mas picante que dulce). Muy rico todo. He buscado, pero en el menú no tenían cangreburguer. Preguntaré en otro sitio a ver si hay más suerte .
He aprovechado para pedir hielo para el dedo, el cual han cortado hacha en mano de un enorme bloque. No se debe estilar lo de las maquinas de cubitos.
Luego siesta mientras me pongo el hielo y el resto de la tarde de relax (más hamaca).
Para cenar he vuelto al mercado de nuevo. Esta vez ensalada de marisco y carne de cangrejo a la pimienta (increíblemente bueno).
No os lo he contado, pero otra de las cosas por las que esta comarca es famosa es por su pimienta. La famosa pimienta de Kampot, de calidad suprema y reconocida a nivel mundial. No hay restaurante famoso que no la use. He comprado un poco para mi. Seguro que le da un toque especial a mis platos.
Mañana comienzo la última etapa de este viaje. Los últimos días los pasaré en la capital de Camboya: Phon Pen.
Se supone que a las 09:30 sale un mini bus que llegará en unas tres horas. Había bus normal, más barato, pero me decían que tardaba de 4 a 5 horas (y eso aquí puede ser infinito).
Resumen diario:
- Kep ha colmado mis expectativas. El marisco, rico, aunque algo caro. No llega al nivel del de mi tierra, pero me ha gustado mucho.
- Una pena no poder hacer senderismo, porque toda la ciudad esta rodeada de montañas cubiertas por una frondosa selva. Me habría gustado perderme por ahí.
- Aparte de lo que os he mostrado, la ciudad no tiene nada mas para ver. La playa es muy normalita, comparada con las españolas.
Décimo día: comienza la recta final.
Como os contaba ayer, hoy debía coger un mini bus que en tres horas me llevaría a Phnom Penh, capital de Camboya. Allí pasare lo últimos días antes de volver a casa.
Pues bien, quince minutos antes de la hora, viene a recogerme un mini bus a mi alojamiento. ¡Increíble!
Tras unos minutos recogiendo a más gente, nos deja en una parada y nos dice que hay que cambiar a un autobús normal. ¿Comor?
Resulta que hoy sólo hay bus. Punto pelota. Así que…
El autobús es bastante grande y no está nada mal, pero he tardado casi cinco horas en llegar. Eso si, esta vez salió puntual.
Como ya me quedan pocos días, y como suelo hacer en mis viajes, me quiero despedir de Camboya en condiciones, así que me he pillado un hotel más que decente (aunque a un precio que en España no te llega ni para un dos estrellas .
Había reservado sólo para dos noches, por ver que tal era, pero visto lo visto, he ampliado la reserva por lo que me queda aquí.
Tras comer algo, he deshecho la mochila (tenía ropa para lavar y tengo que montarla ya en configuración vuelta a casa).
Un pequeño descanso y he ido a ver el mercado ruso, que lo tengo aquí al lado. De ruso no tiene nada. Mañana investigaré de dónde viene el nombre.
Se trata de un recinto enorme rectangular y techado, lleno de puestos de todo lo que se te pueda ocurrir: comida, ropa, joyas, tallas de madera, recambios de moto…
En ese techado comienza el mercado ruso. Los pasillos son estrechos y esta algo oscuro, pero mola .
Esta es la calle central, la mas ancha de todas. El resto es bastante más apretado.
Una zona del mercado era de repuestos de moto. Desde amortiguadores a tuercas. Fijo que eres capaz de montarte una pillando aquí todo lo necesario.
Por desgracia he llegado cuando estaban cerrando la mayoría de negocios, por lo que mucho no he podido ver.
De todas formas, las calles de alrededor, muy ajetreadas, estaban llenas de puestos y gente comprando. Pescado vivo saltando de los cacharros, carne muerta desde vete a saber cuando, langostinos gigantes, verduras… me encanta!
Ya esta atardeciendo, así que como es normal en las ciudades de estos lares, parece que todo el mundo se echa a la calle.
Para poco más da el día de hoy. En un rato saldré a cenar y mañana… Mañana os lo contare. Va a ser un día de emociones y sentimientos.
Resumen diario:
- Me reitero. Aquí es imposible hacer planes con los horarios y medios de transporte. Hacen lo que más le conviene. Si hay poca gente, te ponen una minivan, aunque hayas pagado por un autobús, y al contrario. Si hay que pasar por mil pueblos porque así recogen a mas gente lo hacen, aunque se suponga que el bus es directo. Por lo tanto, no vayáis con prisas y dejar tiempo de sobra por delante. Paciencia.
- Me gusta pasar la gran parte de los viajes alojándome en sitios cutres, comiendo lo que voy pillando y utilizando medios de transporte baratos (menos si hay que hacer un recorrido de 14 horas en bus, eso es superior a mis fuerzas). Pero también me gusta darme un premio al final y probar algo en condiciones. Hay que verlo todo, ¿no?.
- Los mercados me chiflan. Sean del tipo que sean. Tienen tantos colores, olores… Suelen estar muy animados, ya que en casa no todo el mundo tiene la suerte de tener una nevera, por lo que van a comprar a menudo, si no diariamente.
Undécimo día: sin comentarios…
Hoy ha sido un día duro. Duro y jodido. Ahora os cuento la razón.
Cuando viajo, además de visitar sitios que me llaman la atención, hay otras cosas que me gusta hacer. Entre ellas, se encuentran las siguientes:
– Conocer gente.
– Aprender algo del idioma local (aunque sean las tres o cuatro frases típicas para saludar y dar las gracias).
– Conocer cómo vive la gente de la calle realmente.
– Conocer algo de la historia del país.
Hoy he dedicado el día al último punto. Quería conocer mejor una de las partes más oscuras de la historia de Camboya: la dominación por parte de los Jemeres Rojos.
No os voy a contar aquí toda la historia. El que tenga curiosidad la puede encontrar fácilmente en la red.
Me limitare a un par de cosas.
Camboya acababa de terminar la guerra con los EE.UU., en la que apoyó a Vietnam. Para el que no lo sepa, EE.UU. lanzo en Camboya más bombas que todas las que lanzo juntas durante la Segunda Guerra Mundial, matando a cientos de miles de civiles, sobre todo, campesinos. La llamaron «guerra secreta», aunque para los camboyanos de secreta no tuviera nada.
Como os imaginaréis, la situación del país no era muy buena y de esto se aprovecho un tal Pol Pot para hacerse con el poder e implantar un régimen comunista «puro», según su forma de verlo.
Para el, todo el que no fuera campesino era el enemigo, por lo que lo primero que hizo fue evacuar a la gente de las ciudades y obligar a toda la población a trabajos forzados en el campo.
Además, estaba obsesionado por destruir al enemigo interno, por lo que las purgas de la población fueron enormes y constantes.
Uno de sus dichos era que «es mejor matar a un inocente, que dejar libre a un posible enemigo».
Durante los casi cuatro años de mandato, una cuarta parte de la población pereció ya sea víctima de los campos de exterminio, del hambre o de las enfermedades.
Destruyó por completo el país. No había hospitales, ni mercados, ni colegios… Prohibió el comercio y la moneda. Toda la población se pasaba el día haciendo trabajos forzados en el campo.
Pues bien. Aquí en Phnom Pehn se encuentra uno de los centros de detención más importantes (Tuol Sleng) y un campo de exterminio (Choueng Ek).
Hoy los he visitado los dos.
Primero de ido a Choueng Ek. Se encuentra a una media hora en Tuk Tuk.
Se trata de un recinto en el que la verdad no hay mucho que ver. Todo fue destruido tras la derrota de los jemeres rojos. Pero eso es lo de menos.
Junto con la entrada, te entregan un mapa y una audio guía (en español).
Se lo han currado mucho con la guía. Vas de punto en punto, y mientras te explica qué sucedía en cada uno de ellos, con comentarios tanto de supervivientes como de los asesinos.
Es estremecedor. Me he pasado más de dos horas con el corazón encogido, sintiendo una mezcla de pena, rabia y odio. ¿Como es posible que el ser humano llegue a cometer tales atrocidades?
En muchas ocasiones las lágrimas han estado a punto de brotar. No ha sido una visita nada fácil.
En esta fosa, 450 víctimas de la barbarie. A los prisioneros no los ejecutaban de un tiro, para no hacer ruido y para ahorrar balas.
Los traían maniatados y vendados, los hacían arrodillarse al borde de la fosa y allí los golpeaban con un palo, un hacha, o lo que tuvieran a mano. Abajo los degollaban para asegurar que no vivían.
La gente deja colgantes y pulseras para honrar a los fallecidos.
Este árbol… Esto es lo que más me ha afectado hoy . A los niños pequeños y bebés, no los mataban como he explicado antes. Los agarraban de los pies y los estampaban contra ese árbol hasta matarlos. En la audio guía cuenta un verdugo como lo hacían. Muchas veces incluso delante de su madre…
Si, son dientes. Aún quedan muchas fosas que no han querido tocar. Cuando llega la época de las lluvias, ropa y restos óseos suben y quedan al descubierto. La gente de aquí los recoge y los guarda en urnas, para honrarlos.
En este árbol tenían altavoces. Durante el día ponían cintas con eslóganes y mensajes del Angkar. Por la noche, que es cuando traían a los prisioneros para matarlos, ponían música a toda voz para que no se oyeran los gritos.
A los prisioneros los traían engañados desde el centro de detención en camiones, para que no se revelaran ni crearán problemas. Les decían que los trasladaban a un nuevo lugar. Al llegar aquí, los mataban directamente. La música evitaba que los prisioneros que estaban llegando o esperando oyeran los gritos de los que estaban siendo asesinados.
En el centro han construido una Pagoda en honor a los que aquí fueron asesinados, y en la que se pueden ver miles de cráneos.
En los cráneos se pueden ver los golpes fatales que recibieron. En la Pagoda hay unos cuatro mil, si no recuerdo mal. Todos han sido estudiados, registrados y etiquetados. Tienen datos de sexo, edad aproximada, y con que elemento se le golpeó.
Tras volver a la ciudad y comer, he ido a visitar Tuolg Sleng, el centro de detención.
Aquí es donde torturaban a la gente para sacarles una confesión (la que fuera) y poder condenarlos a muerte. Tras este centro los llevaban a Choueng Ek para matarlos.
Se trata de un antiguo instituto. Como echaron a toda la gente al campo, utilizaron los edificios vacíos de la ciudad como les pareció.
Esto ha sido mucho más duro se cabe. Os recomiendo que cojáis la audio guía, porque sin ella es como visitar un colegio viejo con rejas.
Es increíble lo que paso aquí. Más de 20 mil personas torturadas varias veces al día, de las formas más crueles que os podáis imaginar.
Una vez obtenida una confesión, eran condenados a muerte.
Hay muchas fotos de gente que tuvo la mala suerte de acabar sus días aquí.
Como veis hay hombres, mujeres y niños. Había muchos paneles de este tipo, otros mucho más duros, ya que exponían fotos de la gente antes y después de haber sido torturadas.
Les daba igual. Tu pecado podía ser tener un oficio prohibido (médico, profesor…), saber un idioma extranjero, llevar gafas, tener las manos suaves… Y por supuesto, desobedecer lo más mínimo al Angkar (la organización), que es así como llamaban al partido.
Recorriendo los diferentes edificios te puedes hacer una idea de como tuvo que ser aquello. En muchas celdas aún quedan restos de sangre por el suelo y las paredes. De mucha sangre…
Cuando los vietnamitas liberaron la ciudad y llegaron al centro, sólo encontraron a siete supervivientes y a varios muertos. Aquí están enterrados. Recuerdo que aquí sólo se torturaba. Para matarlos los llevaban al campo de exterminio. Pero como los vietnamitas estaban cerca, fue más rápido matarlos aquí.
Una pena que no se lee bien. Son las normas del centro.
Me impactó especialmente la número 6: cuando recibas latigazos o electrocuciones, tienes terminantemente prohibido gritar.
Ahí colgaban de los brazos a los prisioneros (los cuales tenían los brazos atados a la espalda). Cuando perdían el conocimiento por el dolor, los bajaban y les metían la cabeza en las cubas (llenas de agua sucia y excrementos) hasta que los reanimaban. Y, vuelta a empezar…
El recinto consta de varios edificios y varios patios. En uno de ellos, han construido un monumento en homenaje a las víctimas.
Cuando los jemeres rojos abandonaron el lugar, trataron de destruir los archivos. No obstante, se encontraron datos e informes de más de doce mil personas. En el monumento están escritos sus nombres.
Solo se ha podido recuperar una pequeña parte del archivo, y eso son 12 mil alma. Os podéis imaginar cuanta gente pasó por aquí.
No he podido completar todo el recorrido. Es muy duro. Las historias que te cuentan en la audio guía, impresionantes. Aún así, es algo que merece la pena ser visitado. Hay que conocer estos horrores para tratar que no vuelvan a suceder.
Me he quedado un rato sentado en un banco, pensando, meditando. Algo que repiten varios supervivientes de la época (porque de los 12 mil conocidos que pasaron por el centro de detención sólo sobrevivieron 7), es que todo pasó porque nadie hizo nada, y ante ciertas situaciones no hacer nada no es una opción.
No nos damos cuenta de que los extremismos y los radicalismos pueden llevar fácilmente a este tipo de situaciones, y en lugar de tratar de entendernos, muchos siguen empeñados en fomentar la división y la violencia.
En fin. Se nota que sigo jodido. Lo que he visto y oído hoy me ha afectado mucho.
Tras las visitas, he vuelto al mercado ruso (sigo sin saber por qué se llama así), más que nada por despejarme, y luego un rato de piscina, por la misma razón.
En un rato a cenar y a tratar de dormir. Ya veremos.
Resumen diario:
- Creo que hoy sobra comentar nada.
Duodécimo día: haciendo de guiri.
Después del mal trago de ayer, hoy me he dedicado a hacer turismo.
Tras desayunar una rica sopa, he ido en tuc tuc hasta el Museo Nacional de Camboya.
Aquí la moto y los muchos derivados de ellas (tuc tuc por ejemplo) son los reyes de la carretera. Pocos coches se ven. Aunque parezca que van a lo loco, se trata de un caos controlado. Tienen sus propias reglas. Basta con observar un rato para ver que «normas» de circulación aplican. Por muchas motos y locuras que se vean, yo aun no he visto ningún accidente, y todo ello es gracias a esas «normas».
Una de ellas, muy curiosa, es la de pitar. Si se llega a un cruce, se aplica la ley del mas fuerte, o la «ley del pito». Si uno pita, es para indicar que se mete si o si, por lo que los demás, normalmente, hacen por dejarlo pasar. También utilizan el pito cuando van a adelantar a alguien, para indicarles que se peguen a la derecha, más que nada porque van a pasar, y normalmente no hay mucho sitio.
Lo importante es que entre ellos se entienden.
Para muestra, un botón. Una calle, llena hasta los topes de motos (y algún coche). Si os fijáis, ocupan todo el ancho de la carretera, pese a que es de dos sentidos. No hay problema. Les da igual. Cuando venía alguien de frente, o se apartaban como podían, o el que venía se metía por la acera directamente. Y ni un grito, ni una mala cara, ni un insulto. Tranquilidad. Calma. Normalidad.
Cuando se pone el semáforo el verde, locura total, porque los que tienen el rojo se siguen metiendo. No pasa nada. Unos frenan, otros pasan. Ni un accidente.
El Museo Nacional se encuentra cerca del centro de la ciudad. Es un edificio bien bonito.
Si bien dentro puedes contemplar esculturas y objetos muy interesantes, lo que más me ha gustado ha sido el edificio en si, especialmente el patio interior.
Junto al museo se encuentra el Palacio Real. Como no habrían hasta unas horas más tarde, me he ido a ver el Mercado Central, que también queda cerca.
Este mercado es mucho mayor que el ruso y mucho más variado. Por cierto, se llama ruso porque es donde iban a comprar la mayoría de rusos residentes aquí en la década de los 80.
He pasado un par de horas largas mirando puestos (y haciendo las últimas compras), hasta que mi dedo gordo me ha recordado que seguía roto y que ya estaba bien.
Los langostinos y las galeras, gigantes, como tres veces las de aquí. Y vivitas, vivitas.
Para reponer fuerzas y descansar un poco el pie, me he sentado a comer en un chiringo local. Muy cutre, pero la comida rica y barata.
Mientras comía me ha llamado la atención un puesto de «servicio técnico» que había justo al lado.
Como podéis ver, se trata de una mesa de madera, con un ordenador (con conexión a Internet),varios aparatos de medida, un soldador y herramientas varias. Estoy seguro de que el chaval que ahí trabaja es capaz de arreglar casi cualquier cosa.
Tras almorzar, me he dirigido por fin al Palacio Real.
Ahí dentro vive el Rey de verdad, por lo que hay algunas zonas cerradas al público.
La verdad que el garito no esta nada mal 😝. Unos jardines enormes y muy bien cuidado, edificios y templos por doquier.
Hay que destacar el edificio que contiene la sala del trono. Es impresionante, toda cubierta de oro. Por desgracia no dejaban sacar fotos.
También de reseñar la estupa de plata. Se llama así porque el suelo esta cubierto de plata, de la buena.
Te puedes pegar un buen rato paseando por los jardines y visitando los templos y edificios.
He vuelto al hotel y para refrescarme nada mejor que un buen rato de piscina.
En un rato a cenar y mañana último día de viaje. ¡Todo lo bueno se acaba!.
Resumen diario:
- El Mercado Central, debido a que está en el centro de la ciudad y a que está mas frecuentado por turistas, es mas caro que el mercado ruso. También es verdad que es mucho más grandes y tienen más productos.
- Merece la pena visitar el Palacio Real, aunque solo sea para pasear por los jardines. Es muy bonito.
Treceavo día: y llegó el final…
Último día de viaje. Esto se acaba. Pero antes, último paseo por la ciudad.
En primer lugar he ido a ver Wat Phonm.
Según cuenta la leyenda popular, hace mucho tiempo, una anciana encontró cuatro estatuas de Buda que habían sido arrastradas por el río. Esa anciana se llamaba Penh.
En la única colina del lugar construyeron un templo (Wat Phnom) para las estatuas encontradas.
Alrededor de esa colina se creo la actual capital de Camboya, la cual recibe su nombre en honor a la anciana y a la colina (Phnom Penh).
A ese templo he ido hoy a visitar.
La colina, muy pequeña, se encuentra cubierta de jardines y vegetación.
Para acceder, hay que subir unas escaleras que llevan directamente al templo.
La zona es bonita y el templo, aunque pequeño y no de los más bonitos que he visto, tiene gran importancia histórica. Aquí nació la ciudad.
Después de pasear y meditar un rato a la sombra, me he dirigido hacia el río para seguir paseando.
No he estado mucho ya que el estado del río es lamentable. Mierda y basura por todos lados.
No obstante, ha sido interesante ver como subían y bajaban los barcos de carga. Sobre todo los que subían, tan cargados que parecían que se iban a hundir.
He callejeado un poco y he encontrado un mercado pequeño, muy castizo. De los que me gustan. Aquí no había guiris (bueno, yo). Sólo gente de aquí.
Como despedida, he dado una vuelta por la ciudad, en tuc tuc, mi pie no da para mucho, y he acabado, de nuevo, en el mercado ruso.
Últimas compras, esta vez si, y al hotel.
Esta tarde toca preparar las mochilas (ahora son dos) y poco más. Mañana por la tarde cojo el primer vuelo. El día 9 Dios mediante llegare a casa.
Resumen final:
- Camboya es un gran país que tiene mucho que ofrecer (no es todo los templos de Angkor). Aun me queda mucho por descubrir, por lo que tendré que volver algún día.
- El alojamiento y la comida salen muy baratos. El viaje, depende de como y cuando quieras venir. Así que… ¡anímate!
- Trae alguna mochila de más vacía, porque seguramente te haga falta a la vuelta.