Viaje a Bali 3

Viaje a Bali 3

(6 al 17 agosto 2015)

Décimo octava jornada. Welcome to the jungle!

Como ya os adelantaba en el post anterior, hoy es día de traslado a la ciudad portuaria de Gilimanuk, en el oeste de la isla.

Gilimanuk

Hemos salido temprano, dirección a la Estación Central de Autobuses de Denpasar.

Tras una hora y pico de camino, la suerte ha querido que nos cruzáramos con un autobús que se dirigía a Gilimanuk. Le hemos hecho señales y ha parado a recogerme.

Tras despedirme rápidamente de Ketut y darle las gracias por todo, entro en el bus local que me llevará a mi nuevo destino. Tengo que pagar 50 mil rupias (unos 3 euros) por un viaje de unas 5 horas. ¡Que barato!

El autobús esta un poco cascado, viejo y algo sucio. Además, la suspensión y los frenos no van todo lo bien que debieran (cuando el conductor da un frenazo, se va para todos lados).

Viaje Gilimanuk

Me siento en el único asiento libre, en la última fila, junto a la puerta trasera, la cual siempre va abierta.

Viaje Gilimanuk

Entre yo y la puerta abierta se sienta (o va de pie colgado de la misma) el revisor o como se llame aquí. Al pasar por los pueblos va gritando nuestro destino, por si alguien se quiere subir. Además, ayuda a la gente a subir y bajar, a cargar los bultos, y se encarga de cobrar el pasaje. Ni que decir que no hay tickets ni nada que se le parezca.

La gente se va subiendo y bajando, y paga según el trayecto que haga.

De ven en cuando paramos para que alguien vaya al servicio o para llenar el depósito, momento en el que aprovechan los vendedores ambulantes para tratar de vender algo de comer o beber.

Es curioso ver los sacos de arroz tirados por las escaleras o el pasillo (lugar donde va mi mochila todo el viaje), junto a cajas y otras cosas que llevan los viajeros.

Viaje Gilimanuk

Incluso hay una señora que lleva una cesta con un gallo, el cual le da por cantar siempre que paramos.

Lo bueno de ir junto a la puerta abierta en la última fila es que no he pasado calor en todo el camino y, además, podía estirar las piernas, por lo que el viaje se me ha hecho muy corto y nada incómodo.

Tras haber probado el bus local, creo que será mi medio de transporte a partir de ahora. No es el tipo de bus al que estamos acostumbrado, pero es barato y no se va demasiado mal.

Tras llegar al puerto de Gilimanuk, me he bajado y he comido en una especie de KFC que hay justo allí. Tenían varios menús que al cambio iban de 1 a 2 euros.

Tras comer le he preguntado a la dependienta sobre mi hotel (Hotel Lestari) y me ha dicho que quedaba algo lejos. Le ha pedido al otro dependiente si me podía llevar (o eso he entendido yo) y éste ha accedido gentilmente. Ha sido curioso. Me ha llevado en su moto. Yo atrás con la mochila grande a la espalda y la pequeña en una mano. Es importante reseñar que es la primera vez que me monto en una moto de paquete, así que tenía algo de miedo a caerme. A todo esto, la mochila me tiraba para atrás por lo que he tenido que tirar de abdominales para mantener el equilibrio. Pese a todo, y tras un par de minutos, hemos llegado sanos y salvos a mi “hotel”. Le he dado las gracias al chaval y he entrado en “recepción”.

Hotel Lestari Gilimanuk

Lo primero que me llama la atención es que, efectivamente, el recepcionista no habla nada de inglés y que el lugar es bastante cutre. Me saca una lista de precios, con tres tipos de habitaciones. Una por 75 mil rupias, otra por 110 mil y otra por 300 mil.

Por teléfono me habían dicho que eran 175 mil, así que me la querían clavar. Le pido que me enseñe las habitaciones y la de 110 mil es la que me quedo, ya que me dice que no le quedan libres de las otras. Es muy cutre y esta muy sucia, pero es lo que hay y no me puedo poner ahora a buscar otro sitio.

Por lo que cuesta, unos 8 euros, no esta demasiado mal (quitando que no tiene aire acondicionado, ni ventilador, ni agua caliente, ni ducha, ni bañera, ni toallas, ni jabón, ni enchufe, ni armario, ni water, ni espejo, ni cerradura en la puerta…). Vamos, que lo único que hay es una cama asquerosa y una pila de agua que huele a alcantarilla, junto con un boquete en el suelo para hacer tus necesidades. No me quiero ni imaginar como serán las habitaciones de 75 mil rupias…

Tras dejar mis cosas en un rincón, me voy a dar un paseo para ver los alrededores y buscar algún sitio con WIFI (si, la habitación tampoco tenía WIFI XD).

Por lo que he visto, Gilimanuk es una calle larga principal, con un par de supermercados pequeños, un banco pequeño, muchos warung, un mercado de comida y ropa, y varias tiendecillas. Nada más.

Gilimanuk

La zona del puerto no es que tenga más. Yo pensaba que habría alguna cafetería o similar, pero no. Aquí el único guiri soy yo. El resto, gente local.

También hay una mezquita. Ya de camino vi varias. La cercanía de Java, cuya población es mayoritariamente musulmana, se nota.

Junto al puerto está la estación de autobuses, así que ya se donde coger el de vuelta cuando me vaya de aquí, que va a ser pronto a no ser que el Parque Natural sea la leche.

Gilimanuk harbour

He vuelto a la habitación y aquí estoy escribiendo para pasar lo que queda de tarde. Mañana me levantaré temprano y tratare de parar alguna furgo que vaya a la vecina Cekik para ir a visitar el Centro de Información del Parque Nacional de Barat.

Ojalá haya mucho que ver, porque si no, me voy a pirar de aquí muy pronto.

Décimo novena jornada. ¡Huid insensatos!

Tremenda noche he pasado. Decir que la cama es incómoda, es casi como decirle un piropo. Si a esto sumamos el trasiego constante de camiones y motos por la carretera, la cual parecía estar en el cabecero de la cama, y la legión de mosquitos que me han acribillado (literalmente), por no hablar de las cucarachas gigantes del aseo, os podréis imaginar que mucho no he dormido.

Para terminar de arreglar las cosas, a eso de las 4 de la mañana los gallos se han puesto a cantar. Un poco más tarde, los imanes desde varios minaretes llamaban a la oración y, como colofón final, poco antes de las 6… ¡Han tocado diana!. Si, diana. Debe haber un cuartel muy cerca.

Tras una noche así, en cuanto he visto que amanecía, me he levantado y he salido a la calle a esperar a alguien que me llevara al Centro de Información del Parque Nacional Barat. Me llevo el cargador del móvil, ya que seguramente allí podré cargarlo.

No tarda mucho en parar una furgo. Le indico que voy a Cekik, al Parque Nacional y me dicen que suba. Perfecto. Por fin algo sale bien en estos lares…

Tras unos pocos minutos, la furgo para justo a la puerta del Centro de Información. Desde fuera parece un templo.

Centro de Información Parque Nacional Barat

Me bajo, y le pregunto al «revisor» el precio del viaje. Me responde que nada, que es gratis. Le doy las gracias y me dirijo al interior del Centro. Hay varios edificios y en algunos de ellos se ven policías o guardas, no lo sabría decir. Van armados, eso si. Tras mirar un poco, veo un cartel que pone «Centro de Información» y allí me dirijo.

Centro Información Barat

Como podéis apreciar, no pude cargar el móvil. Vaya «Centro de Información». Yo me imaginaba un edificio en condiciones, con su mostrador, sus mapas, folletos turísticos, no se… otra cosa.

Aquí no hay nada ni nadie. La verdad es que aún es temprano.

En una pared hay una especie de cuadro/maqueta con algunos puntos señalados y unas fotos.

Barat Nationa Park

Tras unos minutos, llega un señor con los ojos aún pegados y me dice que habla muy poco inglés, pero que si puede ayudarme. Le indico que me gustaría pasar el día paseando por la selva y me dice que hay varias rutas, cortas, de 2 o 3 horas, por varios sitios (se corresponden con las fotos de la columna de la izquierda en el cuadro anterior). En breve se supone que llega el Jefe de los guías y me informará mejor.

Tras unos 10 minutos llega el señor en cuestión. Es un hombre pequeño pero de piernas rocosas y preparado para paseos por la selva (botas, ropa larga, chubasquero, mochila pequeña) y con un polo con un parche que indica que es un guía oficial del Parque.

Este si habla un poco de inglés. Me dice que hay que pagar un precio por la entrada al Parque, independientemente de lo que pagues por la ruta que vayas a hacer, de 200 mil rupias (ahí es nada) y me explica las diferentes rutas disponibles. Básicamente son 4, y os las indico en este mapa, ya que no he podido encontrar información en internet y creo que es útil conocerlas.

Rutas trekking Barat

Las dos alejadas de la costa son para ver selva (una de ellas, la del nordeste monzónica) y las otras dos para ver manglares y marismas. Todas de 2 o 3 horas y nada dentro de la zona norte del Parque, que se supone es la mas interesante de visitar. Un chasco.

Los precios, abusivos a mi entender: 500 mil rupias el más barato. Un día por la selva (7 a 8 horas), sale por 1.500.000 rupias (100 euros), entrada aparte.

Me parece una pasada tener que pagar tanto por un par de horas en el campo (os recuerdo que por 500 mil rupias tenía a Ketut con su coche para mí solo para todo en día), pero como he venido hasta este extremo de Bali con la única intención de ver la selva, contrato la opción de un paseo de 2 horas por la selva. Para ello, hay que ir en moto hasta la zona que esta en el sur, y una vez allí, hacer una ruta circular.

El jefe de guías se pone a llamar por teléfono, y tras muchas llamadas y un buen rato esperando, me dice que como están en temporada alta todos los guías están ocupados con otros clientes. No obstante me dice que un «ranger» del parque me puede acompañar. ¡Qué remedio!

Nos montamos en su moto (la del jefe) y me lleva al chambao de los guías, donde me está esperando el «ranger», que de Texas no es.

Se trata de un tipo regordete, en chanclas y camisa corta, muy sonriente, eso si. Tras abonar la cantidad acordada nos subimos en su moto (la del «ranger») y cogemos carretera.

Sigo con cierto resquemor a ir de paquete en la moto. Me da miedo caerme.

Este miedo desaparece inmediatamente cuando, tras unos 15 minutos de carretera, el «ranger» se sale de la misma y se mete por un camino de cabras. ¡Ahora lo que siento es pánico!

Se trata de un camino muy estrecho (muy mucho), en constante ascenso muy pronunciado, en el que yo no me habría metido ni en bicicleta. Sin embargo, este colega va a todo piñón como si nada.

Creo que la parte de atrás de la moto aun debe tener mis huellas grabadas. Nunca he agarrado algo en mi vida con tanta fuerza (ni siquiera aquella vez que haciendo rápel, nada más salir, me resbalé y quedé colgando boca abajo mientras notaba como el arnés se iba deslizando por mis piernas lentamente).

El caso es que nos hemos pegado otros 15 minutos haciendo cross, con algún susto que otro, con cuestas tan empinadas que un par de veces he pensado que me caía de espaldas, y alguna parada para pasar a pie algún tronco que había caído sobre el «camino», hasta que hemos llegado a una casa abandonada. Allí hemos dejado la moto y hemos comenzado la senda que, como no, seguía subiendo con una gran pendiente. Aquí comienzan los problemas

Barat National Pak

El «ranger» se para cada pocos metros a tomar aire. No estaba en muy buena forma física, eso estaba claro. Además, se iba resbalando continuamente por culpa de las chanclas. Por la forma de andar se nota que mucho campo no tiene. Debe ser un «ranger» de oficina.

Barat National Pak

Se me olvidó deciros que inglés no hablaba nada de nada. Bueno, corrijo: cinco palabras, contadas.

La primera de ellas que usa es «problem» y la dice nadas mas llegar arriba de la colina (a todo esto, íbamos por una selva que no estaba nada mal, la verdad). El camino sigue cuesta abajo y me dice que «problem» y con las manos hace como si lloviera. Se ve como la niebla va subiendo la ladera, pero no parece gran cosa.

Aquí mi mente europea se pone a pensar que este lo que quiere es volver ya porque está muy cansado, y además no viene preparado para la lluvia. Yo en mi mochila estanca traigo un chubasquero y otras cosas que pudiera necesitar en la selva. Este hombre no trae nada de nada.

No llevamos ni 20 minutos, por lo que mi cabreo es mayúsculo. No obstante, recuerdo la conversación con Ketut sobre los problemas que la lluvia crea en las zonas montañosas, y le digo que ok, que nos volvemos.

Bajamos de nuevo la pendiente, otros 15 minutos, hasta la casa abandonada. Al llegar me dice el «ranger» que «no animals» (y ya van 3 palabras). ¡Nos ha jodido! Tal y como iba andando, pisando todas las ramas habidas y por haber, resoplando y resbalándose, como para ver alguno.

Total, que no me ha gustado nada el paseo. El sitio es muy bonito, pero con un guía de verdad y echándole bastante más tiempo, lo habría disfrutado de otra forma.

Monto en la moto, y cogemos caminillo cuesta abajo. Esta vez es más fácil ya que no voy con la sensación constante de ir a caerme de espaldas, por lo que me relajo un poco. Aun así, casi nos piñamos un par de veces, especialmente al final, cuando el «ranger» parece que quiere enseñarme lo bueno que es con la moto (que lo es).

Cuando estamos casi abajo, veo que se desvía y no sigue el sendero de antes. Se mete por medio del campo sin más. ¡A este hombre se le ha ido la olla!

Tras unos cuantos botes y un amago de ostión de los buenos, llegamos a una zona donde hay varias granjas (en una de ellas hay un cerdo enorme retozando en un charco de barro) y un caminillo más en condiciones. Lo seguimos y al rato me indica una casa y dice «home» (cuarta palabra). ¡El colega me está llevando a su casa!

A partir de aquí, todo lo que escriba son interpretaciones mía que pueden no ajustarse a la realidad. Ya veréis a qué me refiero…

Como os iba diciendo, el «ranger» me lleva a su casa, en la que por cierto hace un sol radiante. Cuando entramos, me invita a sentarme en el hall/salón que hay nada más entrar. La casa, que esta en una zona de campo muy bonita, es pequeña y muy sencilla. Consta de un «salón» donde hay unos bancos, una mesa y un mueble en el que tienen los vasos y platos y algunos adornos (también un ordenador portátil donde tienen puesta música). Al fondo está la cocina, y el lateral lo forman tres dormitorios pequeños con un colchón en el suelo básicamente.

Al sentarnos me dice (es lo que yo entiendo) que como no hemos visto animales y habíamos tenido que volvernos antes por la lluvia, que me quería invitar a tomar un café.

En este momento mi cabreo desaparece y creo que realmente este hombre no tiene maldad ninguna y que, como me ha pasado otras veces, tengo que guardar mi desconfianza y no pensar mal que la gente que no conozco.

Rápidamente aparece su mujer con dos cafés, y tras presentarla nos ponemos a «charlar» los tres. El es balinés, hindú, ella es de Java, musulmana. Yo les digo que soy católico y todos nos reímos. Me cuenta que vive en esa casa con sus dos hijas y otros niños de un amigo suyo (aquí utiliza la quinta palabra «friend»).

Me cuenta más cosas que no entiendo y me ofrece algo de comer. Yo rechazo gentilmente la oferta y le digo que con el café es suficiente.

Charlando estamos cuando aparecen sus dos hijas y el resto de niños. Me preguntan si me puedo echar una foto con ellos (no deben recibir muchas visitas) y por supuesto contesto que si. Aprovecho para sacar mi cámara y así hacerme fotos con ellos también.

Me acuerdo de que tengo un paquete de galletas en la mochila y se lo doy a las niñas pequeñas. La mas chica de las dos, que tiene una cara de pillina que no puede con ella, se pone muy contenta. A la otra le entra la timidez y corre a esconderse detrás de una de las hijas.

Tras pasar un buen rato de café, charla y muchas fotos (sobre todo selfies con las dos hijas que hacen con sus móviles), nos marchamos del lugar, no sin antes despedirme uno a uno de todos y de darles las gracias por el café y por el buen rato que he pasado con ellos.

Gilimanuk

Sin duda ha sido la experiencia más entrañable que he vivido desde que he llegado a Bali. Un hindú, una musulmana y un cristiano tomando café, charlando aunque no habláramos el mismo idioma, y riéndonos como si fuéramos amigos de toda la vida. Ojalá esto fuera tan fácil de llevar a otros niveles y no hubiera tantos problemas en el mundo por culpa de la religión.

Como una imagen vale más que mil palabras, aquí os dejo una que expresa perfectamente todo esto que os estoy contando.

Gilimanuk

Este buen hombre ha seguido siendo generoso conmigo y me ha llevado hasta el «hotel». Otra gran detalle de su parte.

Es normal que cuando uno va de viaje a un lugar desconocido, y más si vas solo, desconfíe de la gente. Aquí en Bali solo me han dado razones par que no lo haga. Como en todos lados habrá gente mala, pero por ahora solo he conocido gente amable, abierta y dispuesta siempre a ayudar.

Por cierto, ha sido entrar en mi habitación y caer una tromba de muy señor mío (zas en toda la boca).

Aunque la experiencia al final ha sido de sobresaliente, mi objetivo de conocer la selva no se ha cumplido. ¿Qué hago? Tengo varias opciones: quedarme y hacer mañana otra de las rutas (si el tiempo me lo permite), mudarme al norte, para ir al otro Centro de Información, el que se encuentra en Labuhan Lalang (es posible que este si sea un Centro en condiciones y se puedan hacer otro tipo de excursiones), o pirarme de Gilimanuk como alma que persigue el diablo.

No he dormido, la habitación es una mierda, esta lloviendo a cántaros, en Gilimanuk no hay nada que ver ni hacer… ¿Qué opción elijo?

Efectivamente. Me las piro pero que ya.

Recojo mis cosas y mientras deja de llover. Salgo a la carretera mientras pienso adonde dirigirme. Como no lo tengo claro, decido ir a la Capital, a Denpasar y ya allí pensaré hacia donde continuaré.

Tras unos minutos esperando, han parado varias furgos, pero ninguna iba para Denpasar.

Uno del hotel me ha visto, ha parado a otro que iba en moto, y este se ha ofrecido a llevarme a la Estación de Autobuses (no quería dinero pero le he dado una propina).

De camino íbamos cuando hemos visto que se acercaba el bus para Denpasar y lo hemos abordado.

Y ahí estaba yo. Cansado por no haber dormido, hambriento por la escasa cena y el nulo desayuno y almuerzo, todo sudado y oliendo a rayos tras dos días sin ducharme, pero feliz como un cochino (como el que vi antes retozar en el charco de barro).

Montado en un bus, sin rumbo, sin alojamiento y sin nada. ¡Estas son las aventuras que me gustan!

Nada más montarme me he dado cuenta de que este bus esta peor que el que cogí para venir, y que vamos pisando huevos. Sube las cuestas de milagro. Además, hoy hace más calor y se nota (al menos este si tiene puerta).

Esta vez si se me ha hecho largo el viaje. Han sido casi 6 horas, con calor.

Según mi reloj son las 5 y media de la tarde, así que no queda mucho para que anochezca. Va a ser mejor que haga noche aquí en Denpasar, y ya mañana temprano salgo hacia donde sea que vaya a ir, cosa que aun no he decidido.

Me dirijo a un hotel que he visto al pasar muy cerca de la estación y cojo una habitación por 200 mil rupias.

Cuando he entrado en la habitación y he visto las sábanas limpias, un wáter de verdad y hasta ducha, se me han saltado las lágrimas.

Dejo todas mis cosas y salgo a dar un paseo para buscar algo para comer. Lo primero que he encontrado ha sido un puestecillo callejero, así que ahí me he sentado a comer. Hay que seguir entrenando el estómago.

Denpasar

He pedido pinchitos de polo con salsa de noseque.

Denpasar

Mientras los hacían, ha llegado un colega y se ha puesto a charlar conmigo. Hablaba un poco de inglés y tras preguntarme de donde venía, se ha puesto a explicarme la diferentes comidas que vendían en el puesto y sus nombres en balinés.

No quería venderme nada, no quería timarme, no quería nada… solo charlar un rato. Como decía antes, la mayoría es gente normal y muy amable.

Cuando han estado listos, me he puesto a comer y estaban bien ricos. El precio de los pinchitos: 10 mil rupias (unos 60 céntimos).

Denpasar

Estos son los precios reales de Bali. En Gilimanuk almorcé por menos de 2 euros. En los warung más escondidos de Ubud podías comer por 4 o 5 euros. Pero si vas a restaurantes frecuentados por turistas, te saldrá por unos 10 euros.

Lo mismo pasa con los transportes. El viaje de hoy, de más de seis horas, me ha salido por 50 mil rupias (3 euros).

Como veis, es todo muy barato. Lo malo es que por ser turista es muy probable que te suban muchísimo el precio a todo. Pero si usas medios de transporte locales y comes en sitios locales, es muy barato.

Tras comer me he dado un paseo por los alrededores: tiendas, muchos warung, concesionarios de coches, algún banco y la estación de autobuses.

Mañana creo que me iré a Seminyak. Está al sur, en la costa. Me apetece un poco de playa y sol. Supongo que habrá alguien que vaya para allá. Mañana lo comprobaré.

Cuando vuelvo al hotel, me doy cuenta de que aun es de día, cosa que me extraña. Al ir a mirar el teléfono móvil que había dejado cargando (aquí si hay enchufe) he visto que ponía que eran las 4 de la tarde. ¡No puede ser! El reloj pone que son las 6 y media.

He ido a recepción y… si, son las 4 de la tarde. El reloj está mal. Como lo he llevado unos días apretado en la mochila, se ha debido cambiar la hora sin darme cuenta. Genial. Podía haber continuado viaje hoy. Al menos, he podido pasear un rato por Denpasar y probar unos pinchitos de pollo muy ricos.

Tras ajustar el reloj, me he dado una ducha muy muy muuuuuy larga. Por fin sin ropa sucia y maloliente. Qué bien se está cuando se está bien. Lo bien que sienta una simple ducha y tumbarse en una cama con sábanas limpias.

Deberíais probar esta sensación. Seguro que muchos de vosotros no la conocéis aun. ¿Cómo que no? Me diréis. Yo me ducho y duermo en cama limpia todos los días.

Precisamente a eso me refiero. Como lo hacéis todos los días, no le dais la importancia que tiene. Os invito a que os vayáis unos días a algún sitio donde no tengáis estas comodidades (si, son comodidades) y ya veréis como lo apreciáis y disfrutáis mucho mas a la vuelta (seguro que algunos ya sabéis de lo que estoy hablando).

Y lo mismo se puede decir de la comida, la bebida y tantas cosas que vemos como normales en nuestras vidas y que para otros son auténticos lujos.

Volvamos a mi limpia y fresca habitación. Ya estoy duchado y tengo plan para mañana. La cena aquí esperando a que sea más tarde. Es hora de escribir todo lo acontecido hoy, que no ha sido poco. Trataré de buscar un hotel decente (o al menos limpio) en Seminyak con ordenador donde poder empezar a escribir todo en el blog. Mientras tanto, se queda en mi libreta para mi solo. Hasta mañana.

Vigésima jornada. El bello durmiente.

Me he levantado temprano y he salido hacia la estación de bus. Al llegar se me han acercado varias personas para ofrecer sus servicios de transporte en moto. Me he puesto a buscar un bus que fuera para Seminyak pero no he visto ninguno.

Tras preguntar, me dicen que no hay bus local que vaya, pero si furgonetas de las pequeñas, por lo que me monto en una que me lleva por 60 mil rupias.

Viaje Seminyak

No tardamos mucho en llegar, poco más de media hora. La furgo me deja en una calle grande y no tengo ni idea de donde estoy. Justo ahí veo el warung “Ocha”, y como veo que tiene WIFI entro a tomarme un té.

Me conecto y me pongo a buscar un hotel. Me decido por el Paradise Hotel, que queda cerca y es barato. Además, no está muy lejos de la playa.

Tras el café, me dirijo al hotel y cojo una habitación para dos noches. La habitación no está nada mal, hay una piscina y el desayuno está incluido. La garganta me pica. Creo que el ratito que tuve anoche el aire acondicionado puesto me esta pasando factura.

El hotel es de estilo balinés y tiene unos bonitos jardines. La piscina no esta nada mal.

Tras dejar mis cosas me voy a dar un paseo a la playa. No tardo mucho en llegar, ni 5 minutos. Es una playa muy larga, de arena blanca y llena de tumbonas y sombrillas. Por fin una playa en condiciones.

Seminyak

Continuo mi paseo por las calles de Semyniak y se ve que es una ciudad muy turística. Esta todo lleno de restaurantes, bares, hoteles y tiendas de regalos. Incluso hay un centro comercial.

Me pego un buen pateo y noto que algo no va bien. Estoy sudando demasiado, tengo tos y la garganta me empieza a doler.

Vuelvo al hotel y me meto en la piscina para tratar de quitarme el calor y, efectivamente, me lo quito: el agua está helada.

Esto me acaba de matar y cuando salgo ya noto que tengo fiebre y no dejo de toser y moquear.

Almuerzo en el restaurante del hotel y me voy directamente a la cama. Menos mal que siempre llevo una caja de anti gripales conmigo. Me tomo dos y a dormir.

Me despierto ya de noche, adormilado por el efecto de las pastillas. Tengo algo de hambre y mucha sed. No me queda agua así que me levanto como puedo y me voy a comprar. Vuelvo rápidamente a la habitación, ceno algo, otro anti gripal y a seguir durmiendo. Espero estar mejor mañana.

Vigésimo primera jornada. Vuelta y vuelta.

Hoy me he levantado mucho mejor. Tras desayunar me he puesto el uniforme de playa y me he ido a que me de un poco el sol. Por si acaso me he tomado otro antigripal.

Primero he andado un poco por la playa y luego me he dado un baño que me ha sentado, esta vez si, genial.

Seminyak

Hay mucha gente aprendiendo a surfear ya que están muy buenas (las olas).

Seminyak

Esto está lleno de guiris y yo soy uno más.

Seminyak

Tras tomar un rato el sol me voy a un chiringuito (si, se llama así) a comer.

Seminyak

Por la tarde me doy una buena siesta para terminar de recuperarme y me doy un paseo al anochecer. Aun me quedan 7 días por aquí, así que tengo que pensar que voy a hacer en los siguientes días. Eso si, con tranquilidad. ¡No estrés!

Vigésimo segunda jornada. Vuelta y vuelta, again.

Ayer mientras paseaba vi un ciber, así que hoy he ido para empezar a escribir un poco en el blog, cosa que aun no he podido hacer desde que he llegado.

Esta algo escondido y es carillo, pero es lo único que hay.

Tras pasarme un buen rato escribiendo, he vuelto al hotel y me he dirigido a recepción ya que mañana me gustaría hacer una excursión al templo de Tanah Lot, que no queda muy lejos. Tras unas llamadas, me dicen que tienen un conductor disponible y el precio final, ya negociado, es de 300 mil rupias. No esta mal. Mañana me recogen a las 09:00.

Se ha echado encima la hora de comer, y hoy me apetecía carne, por variar. Me he ido a un sitio que está camino de la playa y me he pedido unas costillas.

Se que despotriqué hace no muchos días de los que venían a Bali a comerse una hamburguesa, pero después de 20 días de comida local me apetecía algo diferente.

Tras comer y saciar al yo carnívoro que llevo dentro, me he ido a la playa. Hoy he alquilado una tumbona con sombrilla, de las muchas que hay, y he pasado ahí buena parte de la tarde.

Seminyak

Sol, baño, sombrita, sol, baño, sombrita… Me estoy dando cuenta de que yo también puedo estar sin hacer nada durante horas, cosa que dudaba y que siempre me ha puesto nervioso, ya que siempre he pensado que era perder el tiempo.

Seminyak

Hoy sin embargo veo que esto también es necesario, sobre todo cuando uno está de vacaciones, y que hay que aprender a disfrutar y a relajarse. También necesitamos parar, desconectar. No hacer nada no es perder tiempo, es ganar en salud. Y de esto estoy muy necesitado. Mucho.

Como ya os dije ayer, hay mucha gente aprendiendo a surfear, y en la arena hay algunos puestecillos que alquilan tablas.

Cuando se va acercando la puesta de sol, comienzan a instalar mesas en la arena de la playa delante de los chiringuitos. Parece un buen lugar para cenar en pareja o tomarse una copa.

Seminyak

El día se acaba con otra cena en el mismo lugar en el que almorcé, y a descansar que mañana toca excursión.

Vigésimo tercera jornada. Money for nothing.

Tal y como tenía previsto, hoy he ido a ver el templo de Tanah Lot. El conductor me estaba esperando puntualmente y tras unos 40 minutos de carretera (había mucho tráfico y con estas carreteras tardas mucho en llegar a cualquier lado) hemos llegado a nuestro destino.

Tras pagar 30 mil rupias por la entrada y 5 mil por el aparcamiento, he podido visitar el templo.

Tanah Lot Temple

En realidad se trata de varios templos construidos sobre los acantilados, en los que rompen grandes olas.

Tanah Lot Temple

El más famoso de todos está sobre una roca que con marea alta queda separada de la costa.

Tanah Lot Temple

Hoy he tenido suerte y he llegado justo cuando todavía se podía pasar, pero no por mucho tiempo ya que la marea estaba subiendo.

Tanah Lot Temple

No es que haya podido ver mucho, ya que nada más cruzar hay una cueva con una fuente de agua sagrada, con la que te bendicen a cambio de una pequeña donación. Luego puedes subir unos peldaños de la escalera que lleva al templo, pero no muchos ya que el acceso esta bloqueado. Vaya chasco. He vuelto rápidamente a la playa ya que la marea estaba subiendo muy rápido y no era plan de quedarse aislado en la roca.

El sitio es bonito y tienen unas grandes jardines muy cuidados. Fuera del templo, en el exterior, han montado una especie de centro comercial al aire libre. Encontrarás multitud de tiendas, puestecillos, restaurantes y hoteles. Le están sacando provecho al templo, si señor.

Como templo no tiene mucho que ver. Los hay mucho más bonitos (todos los que he visto antes lo son), pero este tiene la peculiaridad de estar en la costa, en unos acantilados muy chulos donde hay un oleaje espectacular.

Tanah Lot Temple

Cuando ya estaba terminando de verlo han empezado a llegar grupos y grupos de chinos, y montones de visitantes, que se suman a los muchos que ya hay dentro.

He salido huyendo de la multitud y al llegar al aparcamiento, si no había 20 autocares aparcados, no había ninguno (por no hablar de la multitud de furgos).

Sin perder tiempo hemos puesto rumbo al hotel.

He de destacar que más que el propio templo, que tiene su encanto, no lo niego, lo que me ha gustado de verdad ha sido gran parte del paisaje que te encuentras por el camino (desde Seminyak).

Una zona rural muy extensa, llena de campos y pequeñas terrazas de arroz hasta donde alcanza la vista, jalonada de palmeras y plataneras, y multitud de cometas surcando el cielo. Bonito, ¿verdad?

De haber ido en moto, me habría parado varias veces solo para disfrutar del paisaje.

Cuando he vuelto al hotel, el día ha comenzado a complicarse. He ido a un cajero a sacar dinero y he visto que no tenía la tarjeta en la cartera. ¿Dónde la habré metido?

He vuelto rápidamente al hotel, he vaciado la mochila, lo he revisado todo tres veces y nada. Ha desaparecido.

Me he puesto a pensar y la última vez que la vi fue cuando fui a sacar dinero hace un par de días. He vuelto al cajero por si estuviera allí y nada.

Se trata de unos cajeros que hay en plan cabinas de teléfono, sin banco, por lo que no hay manera de reclamar ni preguntar a nadie.

He vuelto al hotel para preguntar que podía hacer y me han dicho que me podía ir olvidando de la tarjeta, que la anulara.

¿Qué problema hay con todo esto? Pues que tengo otra tarjeta, una de crédito, pero que está prácticamente fundida porque todo lo he estado cargando ahí. En el bolsillo llevo el equivalente a 5 euros.

Saaremaa

Tras tratar infructuosamente de solventar el problema a través de Internet y el teléfono, y tras la preocupación y consejos de varias amigas, una de mis hermanas me ha salvado la vida yendo a mi banco y tratando el problema directamente con el Director. ¡Muchas gracias hermanita!

Mientras mi hermana se peleaba con el banco, me fui a la playa para tratar de serenarme y vaya si lo conseguí.

Al llegar había mucha marea y unas olas increíbles, como nunca he visto antes en mi vida. Eran gigantes. Ahora entiendo que haya tanto surfista por aquí.

Aunque había bandera roja, había mucha gente en el agua, así que yo me he metido también. Eso si, toda la gente cerca de la costa, donde hacía pie. Si alguien se metía un poco mas, rápidamente venia un vigilante, con su silbato, y lo sacaba fuera. Para que os hagais una idea de como eran las olas, cuando rompian y continuaban hacia la orilla, pasabas de tener el agua por la rodilla a tenerla por el cuello. Y eso que estaba en la misma orilla, muy lejos de donde rompían. La corriente que luego generaban esas olas era tal que era imposible mantener la posición. Unas veces te atraían hacia el mar, como una aspiradora gigante, y otras te empujaban hacia la orilla. No había nada que pudieras hacer, solo esperar a que la corriente parara cuando otra ola volvía a romper, y todo se volvía a repetir.

Ha sido muy divertido. Tanto que hasta me he olvidado de mi problema de hoy. Tras el chapuzón, tumbona time!

Seminyak

Cuando he vuelto al hotel, me he duchado y me he puesto a esperar noticias de mi hermana, que finalmente han sido felices.

Para celebrarlo, y ya que era la hora de la cena, me he dado un buen homenaje. Mañana me mudo a Kuta, seguramente por un solo día. Ya veremos.

Vigésimo cuarta jornada. Bienvenido a guiriland.

Hoy me he mudado a Kuta.

Me he alojado en el Best Western Kuta, que esta al lado de la playa.

He llegado temprano, por lo que aun no tenían mi habitación lista. Se supone que el check-in es a las 14:00 y solo son las 10.

Dejo mis cosas en la consigna y me voy a dar un paseo.

Si Seminyak me parecía turístico, esto ya ni os cuento. Hay mas guiris por la calle que gente local. Esta todo lleno de hoteles, restaurantes, estudios de tatuajes, tiendas de regalos y escuelas de surf. Hay surfistas por todos lados.

Kuta

Al llegar a la playa comprendo la razón. Las olas aquí son mayores si cabe que en Seminyak.

Kuta

La playa me gusta más. Aunque es más pequeña, hay arboles en la misma arena que dan bastante sombra.

Kuta

La gente es más joven y el ambiente es totalmente diferente. Si en Seminyak estaba todo lleno de chiringuitos y tumbonas, aquí es todo mas “rasta”.

Kuta

Hay pequeños puestos donde anuncian clases de surf y alquilan tablas, con una sombrilla y varias sillas, otros en los que venden bebidas y cocos, y poco más.

Kuta

Kuta

Tras echar unas fotos, continuo mi paseo por las calles y compruebo que esta todo lleno de tiendas. Hay un gran mercadillo de camisetas, ropas varias y otros artículos de regalo. Mires donde mires hay tiendas.

Kuta

Si la calle principal de la playa esta ocupada casi en exclusiva por hoteles y resorts, todas las callecillas de detrás están llenas de vida.

Tras un par de horas vuelvo al hotel y para mi sorpresa y alegría ya tienen la habitación lista.

El hotel está bien, al estilo occidental, por lo que tienes todo lo que puedes esperar. Además, está muy cerca de la playa, a un minuto andando.

Dejo mis cosas, descanso un poco y salgo a comer.

Tras la comida, toca darse un baño. Me voy a la playa, alquilo una tumbona (de las pocas que hay) y me paso las horas haciendo eso que he descubierto que me sienta tan bien: nada (ni fotos he hecho).

Con el oleaje que hay es complicado estar en el agua ya que hay que estar muy atento y pendiente de las olas, pero es divertido y el agua está buenísima.

Tras volver al hotel, me doy otro paseo y tras cenar, se acaba otro día. Mañana me mudo a Jimbarán.

Vigésimo quinta jornada (y siguientes). Una despedida por todo lo alto.

Ya solo me quedan cuatro días aquí, y después de tanto tiempo me quería despedir haciéndome un regalo.

He reservado una suite en el «Abi Bali Resort and Villas». El lugar es impresionante. Puedes reservar desde una suite de lujo hasta una villa entera para ti solo, a unos precios no demasiado elevados (que no baratos tampoco).

Abi Bali Resort and Villas

Podría poneros muchas fotos aquí (las tengo echas), pero no lo voy a hacer. Es un lugar tan especial y que me ha gustado tanto, que os voy a dejar con la intriga. Así, si vais, podréis disfrutar tanto como lo he hecho yo. Solo voy a poner una foto, para que os hagáis una idea de como es el resto: la cama ( de 3 x 2 metros).

Abi Bali Resort and Villas

El resto, si lo queréis conocer, vais a tener que venir.

El hotel se encuentra a unos 15 minutos de la playa, pero entre otros servicios, cada dos horas hay un vehículo que te lleva de gratis (la vuelta la haces tu como te apetezca).

Durante estos días finales, mi «rutina» ha sido parecida. Dormir, levantarme, desayunar, playa, piscina, comida, siesta, mas piscina, relax, cena y a dormir de nuevo.

Durante estos días he perfeccionado el arte de «no hacer nada», y ahora ya soy todo un experto. Estoy seguro de que podré sacar rendimiento a esta nueva habilidad cuando vuelva a casa. Puedo pasar días sin «hacer nada» y no me he muerto ni nada.

La playa, mas pequeña que la de Seminyak y Kuta, pero con mucho mas encanto.

Jimbarán

A diferencia de la anterior, aquí no se ven mega estructuras de hormigón, ya que los restaurantes y hoteles que hay están construido en madera y siguiendo el estilo balinés. Esto hace que las vistas sean mucho mas agradables e integradas con el entorno.

La arena, mucho más blanca, y el mar, con mucho menos oleaje, lo que permite permanecer largos ratos a remojo sin tener que preocuparte de si vas a morir tragado por una ola. Esta playa es ideal para venir con niños.

Jimbarán

Una peculiaridad de esta playa es el pescado. Es una zona llena de pequeños barcos de pesca que suelen salir temprano. Ese pescado y marisco fresco se vende en los varios restaurantes que se encuentran a pie de playa, sobre la arena, especialmente al anochecer (recomendado para ir con tu pareja).

Los precios son algo elevados pero si el pescado es tan fresco como dicen, merece la pena el capricho.

Jimbarán

Yo no lo he probado por dos razones. La primera es que eso de cenar solo a la luz de una vela como que no me gusta, y la segunda es que el restaurante del resort, en contra de todo pronostico, es muy barato (mucho mas que cualquier restaurante cutre de Seminyak o Kuta), y la calidad de sus productos es excepcional. En breve escribiré un post dedicado en exclusiva a dónde y qué comer en Bali, y por supuesto este restaurante ocupara el lugar que le corresponde.

Aparte de la playa, poco hay que ver en Jimbarán, pero teniendo las instalaciones que tienes en el Abi Bali, no necesitas nada más. Es un lugar perfecto para perderse, aislarse del mundo y relajarse hasta grados desconocidos. Si venís a Bali, no dejéis de visitarlo, aunque sea para una sola noche (yo vine para dos, y acabé quedándome todo lo que me restaba de viaje).

Tras unos estupendos días disfrutando de mi mismo (en el buen sentido de la palabra), llega la hora de partir. Mis vacaciones en Bali llegan a su fin. Es hora de volver a casa, y seguir con mi vida a la que añadiré todas las experiencias y conocimientos vividos en esta isla. ¿Cuál será mi próximo destino? Ya tengo varios en la cabeza. El tiempo dirá…

Resumen y consejos finales.

  • No cambies rupias en el aeropuerto en España. Te timan. Consigues un cambio mucho mejor en Bali, ya sea en el mismo aeropuerto o en los muchos sitios de cambio que vas a encontrar. Si vuelvo otra vez, me vendré con euros, lo tengo muy claro.
  • Aprende a usar una motocicleta (si no sabes hacerlo ya) y tráete el carnet internacional. Moverse en moto por la isla es lo mejor y más barato. Si no puedes, como yo, existen varias opciones ya comentadas.
  • Si tienes intención de bucear, te recomiendo encarecidamente que contactes con Benthos Bali. Son unos grandes profesionales que te harán sentirte parte de su familia. En breve escribiré un post sobre este aspecto.
  • Si te gusta la artesanía, no dejes de visitar Ubud. Trata de ir a los poblados o barrios de artesanos, ya que encontraras los productos a muy buenos precios.
  • Si quieres visitar la selva, NO VAYAS A GILIMANUK. Si vas al Centro de Información de Labuhan Lalang te agradecería que nos informaras sobre tu experiencia. Me quedé con muchas ganas de visitar el Parque Nacional en condiciones y puede que esta opción sea la mas adecuada.
  • Si lo que quieres es playa y fiesta, Kuta es el lugar.
  • Si quieres playa y tranquilidad, o vas con niños, lo es Jimbarán.
  • Tienes que pasar aunque solo sea una noche en el Abi Bali. Hazme caso. Me lo agradecerás.

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