Un día en Vankenburg.

Valkenburg es un pequeño pueblo holandés situado muy cerca de la Ciudad de Maastriche. ¿Qué se me ha perdido a mi ahí?

Sigue leyendo y lo verás…

Pese a que no es muy grande, en Valkenburg hay mucho que ver.

Para empezar, el castillo que se encuentra sobre la colina que domina el pueblo. Aunque esta en ruinas, puedes pasar un buen rato paseando por su interior y disfrutar de las vistas. Este castillo, del siglo XI, es el único en toda Holanda que se encuentra sobre una colina (no es que haya muchas colinas en Holanda de todas formas).

En los alrededores hay dos parques temáticos, muy recomendados: el Valkenier, perfecto para familias, y el Sprookjesbos (El bosque encantado). En el primero podrás disfrutar de las montañas rusas y atracciones varias, y en el segundo… eso lo dejo para que lo veáis vosotros mismos.

Si necesitas relajarte, puedes ir a alguna de las termas y balnearios del municipio. Este pueblo existía en tiempos de los romanos, quienes ya disfrutaban de sus aguas calientes.

Los romanos hacían otra cosa aquí: minería. Extraían «marga». La marga (lo he tenido que buscar porque no sabia que era) es una roca sedimentaria compuesta principalmente de arcilla y caliza, que los romanos utilizaban para construir cementos y para abonar campos pobres en calcio. Actualmente se puede visitar las cuevas donde los romanos, hace mas de dos mil años, extraían esta roca.

El centro del pueblo, es de estilo medieval, con algunas torres y puertas, y merece la pena pasear por ellas.

Valkenburg

Hay multitud de restaurantes y cafeterías donde sentarte un rato a descansar y reponer fuerzas. Entre ellos veras varios que anuncian tapas y comidas españolas. La mayoría, debido al frío que hace, con estufas y mantas.

También hay varios canales que atraviesan el pueblo. No es Venecia, pero son bonitos.

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Como veis, hay mas que de sobra para pasar un buen día en Valkenburg. Sin embargo, yo no he venido aquí por ninguna de estas cosas.

Este pequeño pueblo tiene un encanto especial, sobre todo en Navidad. Miles de personas lo visitan en esta época, sobre todo, por su famoso mercadillo navideño. Y por eso estoy yo hoy aquí!

Lo que tiene de especial este mercadillo navideño es que se encuentra en unas cuevas situadas debajo del castillo. Fueron descubiertas a mediados del siglo XX y se supone que eran una ruta de escape de los caballeros y demás personal que vivía en el castillo.

Es fácil de encontrar ya que, si vas en navidades, solo tienes que seguir a la gente, porque la mayoría se dirigen hacia allí.

Antes de entrar, tienes que pasar por caja. Es algo raro tener que pagar por entrar en un mercadillo, pero es lo que hay.

Al principio, las cuevas están adornadas con diversos artículos navideños, y no se ve mercadillo por ningún lado. Empiezo a pensar que me han timado, ya que para ver figuras de papa Noel y renos, no vengo hasta aquí (sobre todo porque hace un frío que pela).

Sin embargo, al poco rato de deambular por las cuevas, comienza el mercadillo de verdad. Y os aseguro que sí merece la pena.

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Uno no se imagina lo grande que son estas cuevas hasta que esta dentro. No se que longitud tienen, pero te pegas un buen rato caminando y viendo puestos.

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Aquí encontraras muchos artículos, la mayoría de adornos navideños echos a mano, a unos precios sorprendentemente bajos. En Alemania por ejemplo los precios son mucho mas elevados (ya se donde hacer las compras en año que viene).

Como veis en las fotos, es bonito y diferente. No es el típico mercado navideño, por lo que os recomiendo que lo visitéis si tenéis la oportunidad.

Esta abierto desde mediados de noviembre hasta principios de enero.

Hay otro mercado navideño en la plaza del pueblo, aunque este ya no es tan especial. Aquí, ademas de productos varios, podrás comer  y beber alguna cosa (tienen incluso un puesto de churros, que con este frío apetecen mucho),

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Después de pasar la mañana caminando y con tanto frío (si, se que lo he dicho ya varias veces, pero es que hace tela), hay que reponer fuerzas. Paso de comer en un restaurante español fuera de España (no he tenido buenas experiencias), así que me voy a uno local que esta muy bien apañado y tiene calefactores y mantas que parecen muy calentitas.

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Yo me pido algo ligerito: sopa de Goulash de primero, y unas costillitas de segundo. Poca cosa.

Ambos platos, muy ricos y que me hicieron entrar en calor rápidamente. El precio, medio tirando para alto. Que haya tantos turistas en esta época se nota.

Y esto es todo. Me quedo sin ver el mercadillo navideño normal por la noche, que es cuando mas bonitos están, pero hay que conducir de vuelta a casa y ya se va haciendo tarde.

Como veis, si que hay cosas para hacer en este pequeño pero bonito pueblo holandés. Tanto en verano como en invierno, así que si tienes la oportunidad y pasas cerca… no lo dudes!

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